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Paysandú, Martes 22 de Abril de 2014

La muerte de Vladimir Roslik, a 30 años del último asesinato de la dictadura cívico militar

Locales | 20 Abr El 16 de abril de 1984 es recordado por el asesinato del médico Vladimir Roslik, detenido por el Ejército en lo que denominó en ese entonces “maniobras antisubversivas” y que culminaron en la muerte del médico de San Javier de 42 años a causa de las torturas recibidas en el Batallón Nº 9 de Fray Bentos.
EL TELEGRAFO publicó al día siguiente una crónica de lo acontecido, con datos propios y la cobertura de las agencias de noticias UPI y EFE. Eran épocas de censura periodística, y ese mismo mes la dictadura cívico militar clausuró el diario salteño La Prensa, el montevideano Cinco Días, y los semanarios Tribuna Amplia, Somos Idea y Búsqueda.
Estaban vigentes las “Medidas prontas de seguridad” que conculcaba muchos derechos civiles, y el Ministerio del Interior, a través de la tristemente recordada Dinarp (Dirección Nacional de Relaciones Públicas) reiteraba la vigencia del decreto que limitaba el derecho a la información.
No obstante, el que fue último asesinato de la dictadura tuvo una reacción inmediata de muchos medios de comunicación como los semanarios Aquí, Convicción y Jaque y de los actores políticos de la época, particularmente los partidos Colorado y Nacional, ya que el Frente Amplio estaba proscripto y declarado ilegal. También fue destacado el papel protagónico de la Comisión Uruguaya para los Derechos Humanos, encabezada por el arquitecto Juan Pablo Terra (del Frente Amplio), el periodista Manuel Flores Mora (del Partido Colorado) y el abogado Rodolfo Canabal (del Partido Nacional). Otra de las organizaciones que condenó el hecho fue la Federación Médica del Interior (FEMI) a través de su entonces presidente, Gregorio Martirena, que comprobó la participación de médicos en las torturas, y particularmente en el caso de Roslik, el asesoramiento del médico Eduardo Sainz, que fue expulsado de la gremial médica y del Sindicato Médico del Uruguay.

EL “DELITO” DE ROSLIK
Vladimir Roslik Bichkov, “Valodia” era hijo uruguayo de inmigrantes rusos que se instalaron en San Javier. Nació en 1943 y murió en 1984 -24 horas después de haber sido detenido- a consecuencia de las torturas recibidas en el cuartel junto a otros descendientes de rusos, como el entonces director del liceo y otros vecinos.
Entre los “antecedentes” de Roslik estaba el hecho que había estudiado medicina en la universidad Patricio Lumumba de Moscú, en la ex Unión Soviética, por medio de una beca lograda por el centro Máximo Gorky para descendientes de rusos.
Durante la dictadura, los habitantes de San Javier fueron perseguidos, dejando incluso de hablar su idioma de orígen. Muchos libros fueron destruidos, el Centro Cultural Máximo Gorki fue cerrado, y las vestimentas típicas con que realizaban sus danzas folclóricas, quemadas.
La autopsia oficial de la dictadura, en la que participó el doctor Sainz, dijo que la causa de la muerte fue por un “paro cardiorrespiratorio”.
Luego se realizó una segunda autopsia en el Hospital Escuela del Litoral de Paysandú donde participaron varios médicos sanduceros, como Jorge Burjel, Juan Mojoli y Gonzalo Zuasti, donde se habrían constatado las lesiones sufridas en la tortura que fue objeto Roslik.
Sin embargo, el 26 de abril debió llegarse a una tercera autopsia, a instancias de su viuda Teresa Zabalkin y autorizada por el juez militar, cuando se debió exhumar el cuerpo, ya enterrado en el cementerio San Javier. Representando a la familia Roslik estaba el médico sanducero Fernando Burjel, y participaron también en esa instancia los médicos Juan Mojoli, Jorge Burjel, Gonzalo Zuasti, Adolfo Montaubán y el fraybentino Eduardo Sainz. Poco pudo hacerse con los datos de esta tercera autopsia parcial.
El informe de la segunda autopsia se conoció en junio de 1984 por parte del juez militar Federico Silva Ledesma, donde se establecía que la muerte había sido a causa de “anemia aguda” por las hemorragias causadas por los golpes y también se constató agua en los pulmones, a causa de la práctica de tortura de “el submarino”, que era sumergir la cabeza del torturado en un recipiente con agua.

“MURIÓ ASESINADO”
El 28 de abril, la edición de EL TELEGRAFO titulaba en primera plana que “San Javier se ha convertido en un gran campo de concentración”, citando a dirigentes colorados que habían ido al pueblo, donde Roberto Asiaín manifestaba que “el doctor Vladimir Roslik fue torturado en el centro de detención militar, derivando estos apremios en su muerte”.
Por su parte el director del semanario Jaque, Manuel Flores Silva, afirmaba que Roslik “murió asesinado a causa de las torturas que le infligieron en el lugar donde se encontraba detenido”, que era el cuartel de Fray Bentos.
El 16 de mayo, un mes después de su asesinato, hubo un homenaje público en el cementerio de San Javier donde participaron dirigentes políticos nacionales, locales y vecinos. A esa fecha algunos de los que habían sido detenidos con Roslik habían sido liberados -ni siquiera la Justicia Militar pudo encontrarles motivo- y otros seguían presos por algunas semanas más.
El 23 de mayo, la Justicia Militar encontró responsables del asesinato y procesó al teniente coronel Mario Olivera, jefe del Batallón por irregularidades del servicio”, y a su segundo, el mayor Sergio Caubarrere (alias Pocho) por “homicidio ultraintencional”, que según testigos habría participado de las torturas, según aparece en la edición de EL TELEGRAFO del viernes 25 de mayo.
En democracia, el caso de Roslik fue considerado dentro de la Ley de Caducidad de la Pretención Punitiva del Estado, por lo que no pudo investigarse hasta que ese asesinato, junto a otros 80 casos, fue desarchivado.
Entre las formas de recordar a “Valodia” está el haber puesto su nombre al camino de ingreso a San Javier desde la ruta 24, y el parque infantil del pueblo se llama Vladimir Roslik, así como una Fundación.


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