Paysandú, Martes 22 de Abril de 2014
Locales | 21 Abr Un automóvil Ford A de 1930, dos puertas, viene siendo restaurado en el taller de Rodrigo Coria, para volver a ser un reluciente referente del segundo gran éxito de Ford.
Sobre el particular, Coria dijo que “es de un amigo. La parte mecánica ya quedó terminada. Se le hizo un cambio de pistones, aros, juntas, sellos, se reparó la caja de cambios, por lo cual el motor original de cuatro cilindros quedó a nuevo. Se cambiaron las bujías. El encendido se mantiene en seis voltios”.
Más adelante expresó que “viene ahora la restauración de la carrocería, el repaso del chasis, el arenado primero, después el trabajo de chapa y pintura. El auto está pintado en azul con guardabarros negros. También se pondrá a nuevo el tapizado”.
Visto exteriormente el auto es un referente de los clásicos Ford A de los años ‘30. En este caso se trata de un coupé dos puertas, con dos grandes cristales laterales, largo guardabarros delanteros, más cortos y redondeados los traseros, amplio radiador y faros ubicados sobre la barra ondulada que une en el frontal a los guardabarros.
SEGUNDO GRAN éXITO
Vale la pena hacer un pequeño repaso sobre la historia del modelo. El Ford A (1927 – 1931) fue un automóvil producido por el fabricante estadounidense Ford. Y este automóvil se constituyó en el segundo gran éxito de la marca del óvalo, tras su predecesor, el Ford T. Se le fabricó por primera vez el 20 de octubre de 1927, pero no salió a la venta hasta el 2 de diciembre de dicho año. Fue el reemplazante del famoso Ford T, auto que había estado 18 años en producción. El Ford A fue designado nuevo modelo en 1927 y estaba a la venta en varias combinaciones de colores, según modelos, ninguno de ellos pintado de color negro. En años posteriores se fueron aumentando y combinando estos colores, y el negro fue incluido en algunos modelos.
Los guardabarros de todos los modelos, y durante toda la producción de Ford A, siempre fueron pintados de negro. De este modelo, llegaron a producirse 4.320.446 unidades. Una construcción robusta y simple, que con los años fue sometida a revisiones periódicas a fin de modernizarlo.
Lo impulsaba –y también a la unidad que presentamos-- el motor central delantero de cuatro cilindros de 3.3 litros. La tracción es trasera, los frenos a varilla y se le dotó de una variedad de carrocerías. Pues bien, en poco tiempo más, este Ford A que presentamos se convertirá en un reluciente referente del segundo gran éxito de Ford.
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