Paysandú, Martes 22 de Abril de 2014
Opinion | 21 Abr El escenario que presentará desde el punto de vista socioeconómico América Latina durante 2014 es todavía objeto de discusión entre los analistas, por cuanto existen numerosos factores condicionantes para una región que en muchos casos es tomada como un todo, pero que sin dudas presenta matices y muchas veces hasta diferencias sustanciales en base a escenarios como inflación, endeudamiento, relación cambiaria y perfil de las respectivas economías de las naciones.
Por lo tanto, al panorama internacional de los mercados, teniendo en cuenta que es una región tomadora de precios y de situaciones, debe agregarse una valoración en base a los escenarios internos, aunque sí puede evaluarse perspectivas en cuanto al intercambio de la región con el mundo y la repercusión en el subcontinente mediante la determinación de parámetros que en alguna medida puedan considerarse como un común denominador, para no entreverar zapallos con tomates.
En tren de perspectivas, debe considerarse en primer lugar lo que han tenido en cuenta en sus estudios los expertos de organismos internacionales que han dado a conocer proyecciones económicas para 2014, como es el caso del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, los que coinciden en señalar que habrá de desacelerarse el crecimiento, pero a la vez con una mejora en el perfil para 2015 y 2016.
El analista de economía internacional Andrés Oppenheimer, al considerar para el diario El País como se presentará este año para la región, considera que según el informe del FMI presentado este mes en Washington, la economía de Latinoamérica crecerá un 2,5 por ciento este año y 3 por ciento en 2015, lo que si bien significa un descenso respecto a lo que la región crecía en la década anterior, indica que las economías habrán de recuperarse ya muy pronto.
Las evaluaciones del Banco Mundial, a su vez, en base a 30 proyecciones procedentes mayormente de bancos del sector privado, señala que la economía latinoamericana crecerá este año un 2,3 por ciento y un 3 por ciento en 2015, en tanto en enero último el BM había previsto un futuro “esperanzador” para la región en base a un cálculo del 3,7 por ciento de crecimiento en 2016.
La experiencia indica que siempre las proyecciones se van corrigiendo con el paso de los meses, por cuanto en economía no hay certezas, hay avatares que a veces responden a medidas internas en cada país, cuando se disparan situaciones imprevistas, pero también por cambios y eventos en el escenario internacional, como una guerra o conflicto focalizado que amenace yacimientos petrolíferos, o inestabilidad política como la que se está dando en Europa del Este por el conflicto entre Ucrania y Rusia.
Por otro lado, sin dudas está también de por medio, para productores de materias primas como Uruguay y varios países del Cono Sur, el factor chino, desde que el gigante asiático es un gran demandante de materias primas y su crecimiento ya no tiene la explosión de hace unos años.
Oppenheimer destaca que entre las economías más grandes de la región, México tendrá un muy buen desempeño al crecer un 3 por ciento este año y un 3,5 por ciento el año que viene, sobre lo que el informe del FMI evalúa que “las actuales reformas económicas de México, especialmente en los sectores de la energía y telecomunicaciones, hacen prever un mayor crecimiento potencial en el mediano plazo”, y entre otros países con buen desempeño figuran Perú, Bolivia, Paraguay, Colombia y Chile, en tanto en el otro extremo se encuentran Argentina y Venezuela, que son los más comprometidos y con economías problematizadas por políticas voluntaristas ajenas a la realidad.
A la vez, en este extremo precisamente no se descarta que deba realizarse algún ajuste para aggiornar la economía, lo que indica que las previsiones de crecimiento podrían variar, desde que los ajustes implican políticas de austeridad en el corto plazo para después hacer base con vistas a un crecimiento sobre bases firmes y no en los papeles, por lo que sobre todo en estos casos las previsiones actuales deben tomarse con pinzas. Pero además, como bien sostiene el analista internacional, el grado de confiabilidad de los organismos internacionales, más allá de su rigurosidad técnica que no se pone en tela de juicio, tienen problemas a la hora del relevamiento de datos en cada país, que surgen de los organismos oficiales de cada lugar, los que transmiten cifras que contagian confianza en sus propias fuerzas, pero que luego son desmentidas por la realidad. Un buen ejemplo surge del hecho de que para esta misma época tanto el FMI como el Banco Mundial, además de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), pronosticaron que América Latina crecería un 3,5 por ciento en 2013, cuando esta cifra quedó en un 2,5 por ciento, según reconocieron los mismos organismos.
Por lo tanto, los pronósticos deben tomarse con pinzas, teniendo en cuenta las consideraciones expuestas, y esperar que las condiciones internacionales no se deterioren, de forma de por lo menos confirmar estas expectativas, que de concretarse redundarían en una nueva mejora en la calidad de vida de la población de los respectivos países, más allá de las asimetrías y las desigualdades en la distribución de la riqueza, que es otro aspecto clave en consideración.
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