Paysandú, Sábado 26 de Abril de 2014
Locales | 19 Abr Es difícil expresar que algo exitoso no es artístico. Es más difícil aun decir que un show carece de atractivos reales cuando el pequeño hijo del cantante hace dueto (“Aléjate de mí”, el éxito de Camila destrozado por la cumbia) y al final le dice a su padre: “Gracias”. Es particularmente difícil exponer la disidencia cuando miles de personas le cantan el “Feliz cumpleaños” al cantante, en su recital que comenzó el lunes y terminó el martes en el Anfiteatro del Río Uruguay.
Pero así y todo, es lo que hay valor. El show de Lucas Sugo, tacuaremboense y al mismo tiempo riverense, fue más bien un altar levantado para sí mismo que un show que tuviera real interés musical. Más allá que hace covers de temas que otros hicieron famosos, lo que ya de por sí es un buen descuento, en los 66 minutos de show apenas cantó una decena de temas y cuando llegó el momento de los bis, repitió dos canciones.
Musicalmente muy pobre, todo empezó mal con un video en el que el cantante se muestra como Hércules enfrentándose al León de Crimea o a la Hidra de Lerna. Tantas puertas se le cerraron, tantos “no” que recibió hasta que finalmente le llegó el triunfo. Sólo para que quede escrito, esa es la historia del 99% de los cantantes y artistas. Vaya con la diferencia.
Terminó mucho peor. “Porque el artista debe sentirse feliz” dijo levantando los brazos al estilo de candidato presidencial. Bueno, una innovación. Hasta ahora eran los espectadores quienes pagaban una entrada para ver a tal o cual cantante que los hiciera felices durante el concierto. Entre medio festejó su cumpleaños número 36, se emocionó de verdad (de eso no quedaron dudas) por el canto del público y los besos de sus hijos Florencia y Lucas Agustín, canto poco -”5 minutos”; ”Llora mi garganta”; “Darte un beso”, de Prince Royce; “Miénteme”, de Alejandro Fernández; “Me volví a enamorar”; “Aléjate de mí”, de Camila; y “Tú si mí”, de Dread Mar I y algo más- y habló demasiado, casi pontificó. Se apoyó siempre en el público, para que éste cantara, para que lo saludara con la mano en L (de Lucas), para que los minutos pasaran y no tuviera que cantar demasiado. Así fue, ni más ni menos. Tras su despedida, tres cosas bien claras. Por un lado, la reinvidicación de “la previa”, porque así es otra cosa acceder a un show de este tipo; la segunda que Narciso murió ahogado, aunque en el sitio de la tragedia nació una hermosa flor. Y la tercera, que Lucas Sugo tiene una muy buena voz. Si dejara de contemplarse absorto al espejo y buscara nuevos horizontes, muy probablemente ya no sería un cantante, sino un verdadero artista. E.J.S.
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