Opinion | 21 Abr El último informe mundial del Cáncer ubica a Uruguay en una situación comprometida respecto al avance de la enfermedad y es uno de los pocos países del mundo que mantiene las peores estadísticas en prevalencia y mortalidad.
Según el Global Cancer Report 2014, anualmente se diagnostican 242 enfermos por cada 100.000 uruguayos y mueren 116. De hecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS) apuntó a la existencia de un “tsunami” de la enfermedad a nivel internacional y remarcó la necesidad de enfocar las campañas en la prevención del alcohol, tabaquismo y obesidad.
La Comisión Nacional Honoraria de Lucha contra el Cáncer conoce absolutamente estos datos y sus consecuencias en la población, por lo tanto, insiste en el diagnóstico temprano y la necesidad de crear hábitos saludables.
Aunque su presidenta, María Julia Muñoz, relativice los datos comparados con la región ante la heterogeneidad que presentan Argentina o Brasil, reconoce que la población mantiene factores de riesgos que impulsan las cifras al alza. Los hábitos alimenticios, donde prevalece la carne y pocas frutas y verduras, además del sedentarismo y otros aspectos culturales, se transforman en las causas de una consecuencia previsible.
Esa costumbre carnívora --entre otros factores-- proporciona la preocupante cifra de cuatro casos de cáncer de colon diarios en nuestro país, o 1550 anuales y los prejuicios culturales –entre otros factores-- indican que 6 de cada 10 pacientes llegan a la primera consulta con lesiones malignas de gran tamaño.
Según el Instituto Nacional del Cáncer, a pesar de la insistencia en las campañas de detección precoz de esta patología particularmente, solo se logra diagnosticar entre 40% y 50% de los casos en fases tempranas.
Probablemente sea el cáncer una de las enfermedades con mayores cargas emotivas, ya que su detección dispara de manera automática una relación con la muerte y el sufrimiento. Por eso debe transformarse antes de que sea demasiado tarde en un asunto de diálogo abierto y pragmático.
Un cambio estratégico de mentalidad nos ayudará a derribar mitos y a convencernos que de esto también se habla con franqueza a pesar de los pesares.
Uruguay ha creado una amplia plataforma de investigación oncológica para trabajar en red y que genere una infraestructura biológica, clínica y de investigación para profundizar en su conocimiento, tratamiento y prevención.
Solo resta atender a los mensajes movilizadores para no continuar lamentarnos de formar parte de un triste privilegio.