Paysandú, Martes 29 de Abril de 2014
Opinion | 25 Abr En el mundo hay 4.300 millones de internautas. Ni más ni menos, la mitad de la población. Aquí cerca, en Brasil, antes que ruede la pelota de fútbol, sin demasiada prensa, se viene realizando una reunión con el objetivo nada sencillo de establecer un nuevo orden mundial de la organización de Internet, hasta ahora bajo el dominio de Estados Unidos.
A comienzos de los sesenta, previendo una guerra fría, con el objetivo de facilitar la conexión de los ordenadores de los servicios secretos de Estados Unidos, se inventó Internet. Más adelante las universidades tuvieron acceso al sistema. Así hasta el presente, cuando se ha transformado en una vía de comunicación básica, hasta el punto que en algunos países ya se ha declarado como bien fundamental de sus ciudadanos.
Pero la creación de este servicio de telecomunicación fue en, de, por y para Estados Unidos. Ahora, en Brasil, se considera cuál será el futuro. Barack Obama ya ha anunciado que su país renuncia al control que ejerce actualmente en el Icann, organismo encargado de la asignación de los dominios (las direcciones .com, .gov, .net y otras), además de la supervisión de protocolos para asegurar que una web, que un correo electrónico o la transmisión de una película viaje sin obstáculos técnicos de una punta a otra de la Tierra.
El antecedente de la cumbre de Brasil no es bueno. Porque la ITU, la organización internacional de telecomunicaciones no pudo resolver en su última cumbre un acuerdo entre países desarrollados y anglófilos partidarios de la actual situación de control y los países en desarrollo (Brasil, Rusia, India, China), partidarios de tener mando (y dominio) en la gobernanza de Internet.
Una tercera opción de gobierno de la Red sería un sistema de gestión global. Hasta ahora, la Icann ha funcionado muy bien, por lo que pasar a un control global abre demasiadas interrogantes. Una forma probable sería incorporar el organismo a las Naciones Unidas, como pretenden los países emergentes. Pero la esencia de la Red ha sido hasta el presente su independencia. Colocarlo dentro de un organismo de carácter político, donde dominan los criterios supra nacionales regionales, ciertamente suena demasiado arriesgado.
Máxime cuando Internet no es libre en todo el mundo. Bahréin, Bielorrusia, Burma, China, Cuba, Irán, Corea del Norte, Arabia Saudí, Siria, Turkmenistán, Uzbekistán y Vietnam son los países con mayores limitaciones a su acceso.
Las revelaciones de Edward Snowden tienen mucho que ver con las discusiones en torno a una nueva forma de gobierno de Internet. La cuestión que sigue sin discutirse es si esas cuestiones con tinte político y de gobiernos deberían afectar a Internet, un medio que --con pros y contras-- basa en su independencia su mejor rostro. La libertad, solo la libertad, puede mantener Internet tal como lo conocemos.
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