Paysandú, Martes 29 de Abril de 2014
Deportes | 28 Abr PEÑAROL 5 NACIONAL 0
Escenario: Estadio Centenario. Árbitros: Darío Ubriaco, Nicolás Tarán y Eduardo Aguirre.
Peñarol: Juan Castillo, Carlos Valdez, Joe Bizera, Damián Macaluso, Jonathan Sandoval, Sebastián Píriz, Luis Aguiar, Jorge Rodríguez, Antonio Pacheco (61’ Fabián Estoyanoff), Marcelo Zalayeta (75’ Carlos Núñez) y Jonathan Rodríguez (69’ Sergio Orteman). DT: Jorge Fosatti.
Nacional: Gustavo Munúa, Pablo Álvarez, Sebastián Coates, Ismael Benegas, Darwin Torres, Maximiliano Calzada, Diego Arismendi, Rinaldo Cruzado, Gastón Pereiro (46’ Álvaro Recoba), Carlos De Pena (46’ Santiago García) y Juan Cruz Mascia (80’ Ignacio González). DT: Gerardo Pelusso.
Goles: 12’ Marcelo Zalayeta, 45’ Damián Macaluso, 51’ Jorge Rodríguez, 71’ y 87’ Luis Aguiar. Expulsado: 50’ Darwin Torres (N).
Fue un golpe de esos que dejan huella, de los que llegan a calar hondo en uno y otro.
Para Peñarol fue un golpe de satisfacción totalmente inesperado por el resultado final. Y para Nacional fue un despedirse de todo, de asumir el fracaso de una temporada para el olvido y de intentar digerir un resultado que la historia ya dejó escrita en sus páginas.
Es que el carbonero se divirtió en el clásico. Fue más de principio a fin, hizo prácticamente lo que quiso y desde el pitazo inicial dejó en claro que el partido ante el tricolor, que era de vital importancia para poder seguir en carrera y mantener la esperanza de pelear por el Clausura, tenía dueño.
Pero nadie podía imaginarse en la previa que el equipo de Jorge Fosatti se adueñaría del clásico con un 5 a 0 contundente, repitiendo un resultado que se había dado por el Uruguayo de 1953.
Fue una paliza histórica, la segunda goleada clásica más amplia después del 6 a 0 de Nacional sobre Peñarol en 1941.
Y caló hondo en los dos protagonistas del clásico de este Clausura 2014.
Más allá de que ninguno de los dos venía de buenos rendimientos, Peñarol logró que le saliera todo lo que propuso. Se divirtió entrando por los costados, ofendiendo con peligro arriba, ganando en la mitad de la cancha y evitando que el rival llegara para lastimar.
Fue un monólogo carbonero claro, contundente. Pero es justo decir que tuvo ayuda más allá de los 11 que vistieron de amarillo y negro. Porque del otro lado hubo un equipo fantasma. Que no supo marcar, que nunca tuvo la pelota, que defendió de una manera increíble, y que en ningún momento alcanzó a ofender.
Nacional sufrió el partido en todo sentido. Tuvo demasiados y evidentes problemas que fueron capitalizados por Peñarol, ya que nunca pudo solucionarlos. Tras el 2 a 0 con el que el carbonero se fue al descanso, el tricolor intentó cambiar la receta.
Pero le salió mal: Torres se fue expulsado e instantes más tarde llegó el tercero de Peñarol, que aprovechó todas y cada una de las falencias del equipo, lo que fue todo un mérito para un equipo que no venía funcionando como se pretendía, pero que supo --cuando tantas otras veces se deja pasar la oportunidad-- ser capaz de capitalizar los errores ajenos en base a virtudes propias.
Peñarol está en carrera, goleó y pudo ganar por más, y dio un paso importante. Y originó un caos del otro lado, donde definitivamente se perdió el rumbo.
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