Paysandú, Viernes 02 de Mayo de 2014

Solicitada

Locales | 27 Abr Advertencia
Por este medio quiero dar una advertencia a todos aquellos que aún creen en el cumplimiento de su deber, en la honestidad y en cuidar los bienes ajenos. Pasadas las 11 de la mañana, llegaron a mi casa cinco individuos en una camioneta blanca (tengo en mi poder el número de matrícula), diciendo que andaban repasando las veredas dañadas.
A todo esto, observé que a los dos vecinos les estaban reparando sus veredas. Cada uno de ellos usaba chalecos como acostumbramos ver a funcionarios zafrales de la Intendencia. En la camioneta llevaban portland, arena, baldosas y herramientas como pico, palas, reglas, propias de su trabajo. Solo me pidieron agua para hacer la mezcla.
Cuando les pregunté si era gratis o tenía que pagar algo, el que manejaba el grupo respondió: “dos mil pesos”, porque había que cortar las raíces del árbol que afectaba la vereda. Realizaron el trabajo. Yo vi que la raíz que cortaron fue muy corta y que no afectaba la vereda. Pero observé que con el pico movilizaban otras que estaban firmes. Les llamé la atención pero me dijeron que todo iba a quedar muy bien. A las 12.15 llaman a mi puerta, el trabajo se había realizado. Había arena desparramada por toda la vereda (supuestamente seguirían ellos con material que afirmaría mejor las baldosas puestas), pero noté que cerca del cordón había tres baldosas que sacaron para completar el trabajo pero no las repusieron. Me dejaron todo el material, arena, piedras, todo sobre la vereda, alegando que era para evitar que los transeúntes pasaran y pisaran en el lugar. Hasta hoy estoy esperando que limpien. Yo me pregunto quién me repara el daño, pues tengo que volver a hacer la vereda. ¿Quién me devuelve el dinero? Alguien dirá que fui negligente de no llamar a la Policía. Pero el caso es que cuando les fui a pagar me dijeron “son 12.000 pesos”, pues son seis metros cuadrados a 2.000 el metro. Yo me negué a pagarlo y preguntaron: “¿quiere que le rompamos la vereda?” Al final me negué y bajaron a 10.000 pesos y ante mi negativa a 8.000 pesos.
Como les dije que no pagaría esa cantidad, el que dirigía el grupo, dirigiéndose a uno de ellos dijo: “Quedate en la puerta hasta que la señora te pague. Cuando te pague me llamás por celular y te vengo a buscar”.
Atiné a llamar por teléfono a una vecina para que me prestara el dinero para pagarle y me trajo también un recibo de contado, a los efectos de que firmaran por esa cantidad con su número de documento. A todo esto, me pregunto si es bueno ser honrado, cumplir con los deberes como ciudadano y tener los impuestos al día. ¿Debemos dejar de ver al semejante como un “laburador bueno” o seguir desconfiados, ver siempre al abusador sin límites morales? Soy viuda y tengo 80 años. C.I. 3.502.848-3


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