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Paysandú, Sábado 03 de Mayo de 2014

En predio familiar de colonia Ros de Oger

Complementar la agricultura y ganadería permite lograr buen impacto en intensificación ganadera

Rurales | 29 Abr Complementar agricultura y ganadería, obteniendo un interesante impacto en la intensificación ganadera, es posible. Así quedó de manifiesto en la jornada promovida por el Instituto Plan Agropecuario en el predio familiar de sucesores Héctor Moller, en la zona de colonia Ros de Oger, departamento de Paysandú, a la que asistieron productores y estudiantes de la escuela agraria de Guaviyú.
El objetivo principal de la empresa es maximizar la producción agrícola en los suelos con aptitud para tal fin, preservando los recursos naturales, además de realizar una explotación ganadera de cría y recría, basada sobre campo natural, que se apoya estratégicamente en áreas y sub productos derivados de la agricultura.
Y vaya si los números son importantes en estas tierras cuyo Indice Coneat está por arriba de los 170. Sobre un área total de 629 hectáreas, el área agrícola ocupa 234 ha., con 133 disponible para producción cerealera y 101 ha forrajera, que incluye praderas, verdeos, con un área importante para sorgo forrajero y alfalfa para reserva. El campo natural ocupa 395 ha, con 250 destinadas a pastoreo y 137 consideradas desperdicio por los montes. En cuanto al área ganadera, las 359 ha se utilizan en pastoreo y también reservas, con 258 ha de campo natural y 101 para cultivos forrajeros, incluyendo praderas, verdeos y cultivos.
El sistema productivo está orientado a la cría, con venta de machos: al destete o recría hasta 12 meses, con vacunos de las razas Hereford, Aberdeen Angus, y cruzas con Limousin.
En la actualidad se cuenta con 436 cabezas vacunas, siendo 196 vacas de cría, 9 vacas de invernada, 64 vaquillonas de 1 a 2 años, 159 terneros y terneras y 8 toros.
El objetivo impuesto por Héctor “Chalo” Moller en el rubro ganadero, es mantener unas 200 vacas de cría que permitan destetar unos 170 terneros por año; realizar la recría de toda la generación de hembras, con el propósito de alcanzar un peso promedio al segundo otoño de vida de 280 kilos peso vivo. En el caso de los machos, se define cada año, la venta al destete (160 kilos por cabeza), o la recría hasta los 12 meses (230 kilos por cabeza).
Algunos resultados a tener en cuenta: la marcación de vacunos en el período 2012-2013 fue de 82%. El porcentaje de las vaquillonas entoradas a los 2 años fue de 100%. El peso promedio de las vaquillonas en marzo 2014 fue de 295 kilos, en tanto que el peso promedio de los novillitos (a los 12 meses) fue de 230 kilos. El peso de las vacas refugo fue de 480 kilos, el peso promedio de las vaquillonas al entore fue 360 kilos y el peso promedio de las vaquillonas gordas fue de 350 kilos.

PROCESO
Esta amplia región del litoral sanducero “es una zona agrícola que se ha intensificado cada vez más desde hace varios años con la llegada de la soja, y en donde la agricultura ha encerrado a la ganadería, sacando espacio y cambiando la forma de producir para lograr una buena asociación entre agricultura y ganadería”, dijo a EL TELEGRAFO, el ingeniero agrónomo Danilo Cóppola. El técnico que asesora al emprendimiento, manifestó que el ganado se maneja “en base a los lugares disponibles que va dejando la soja con la rentabilidad que tiene, y enmarcado en los Planes de Uso Responsable de Suelo”.
La aparición de la soja “nos sacó un escalón, que es el engorde de los novillos”, explica el técnico sanducero, acotando que “de ser un predio de ciclo completo, pasó a ser criador y recriador, con engorde de refugos”. Contar con buena alimentación, y selectiva merced a los mejoramientos, permite al predio familiar contar con más de una Unidad Ganadera (UG) por hectárea.

RESPETAN LOS TIEMPOS
“Chalo” Moller aclaró que no se realiza agricultura intensiva, “sino que se respetan los tiempos de la tierra agrícola”. La empresa posee en el predio donde se desarrolló la jornada 373 hectáreas, y de otras 120 ha agrícolas muy próximas, donde se efectúa rotación, respectándose no solamente el Plan de Uso y Manejo impuesto por el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP), sino los momentos de la agricultura y la ganadería, de acuerdo a los números de rentabilidad del negocio.
“Trato de mejorar la eficiencia, porque la agricultura me roba área, y por eso hacemos fardos de cola de máquina en algunos pedacitos, y un poco de alfalfa, además de reservas de sorgo forrajero para grano húmedo, utilizando además estratégicamente las avenas, entrando el ganado a comer un par de horas, aprovechando más intensivamente el suelo”, dijo Moller, quien se dedica a la ganadería, mientras su hermano realiza las tareas del sector agrícola.


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