Opinion | 04 May El dirigente de la Federación de Obreros y Empleados de la Bebida (FOEB), Richard Read, le dijo en un “mano a mano” al presidente José Mujica, que si este año se “festejaba con los patrones el 1º de Mayo” en el quincho de Sergio Varela, personalmente “iba a hacer un esfuerzo para ir con 5 o 6 camiones de gente a protestar porque no era correcto desde mi punto de vista que en un 1º de Mayo, que es el día de los trabajadores, no el día del trabajo, se estén haciendo conmemoraciones con patrones. Pero bueno, es una opinión personal mía”, dijo y cerró la discusión por un año.
Tan claro resultó su discurso que prendió hacia la interna sindicalista y “para no tener problemas”, el Pit Cnt no tuvo representación el jueves al mediodía en la casa del vecino del presidente.
Y entonces, apareció Mujica con su clásica retórica: “El gordo Varela invita a diestra y siniestra y hace lo que se le canta. Si algún politólogo le busca algún criterio va a terminar suicidándose”, opinó el mandatario.
El punto en cuestión no es el análisis politológico de la pertinencia de concurrir o no a un almuerzo donde se sabe de antemano que participará la flor y nata del capitalismo y el gobierno de izquierda, sino el mensaje hacia quienes están mirando desde la vidriera.
Y también eso prendió hacia la interna sindical, por lo tanto, decidieron parar la mano para que el discurso no se bifurque y termine teniendo un protagonismo desmedido un almuerzo de camaradería, por encima de lo que significa el 1º de Mayo. Y además, en año electoral.
O sea, había que elegir entre la convicción de que concurrir al quincho era como “ir con el diablo a tomar copas el día de Pascuas”, de Read, o el “abrazarse a las culebras... y si es necesario hasta con alguna crucera” de Mujica.
Y no hubo más remedio que decidir. Lo que no quedó claro es si la ausencia se debió al discurso fuerte del dirigente de la bebida o a una clara decisión de conciencia de clase, porque una cosa es vivar a los trabajadores en su día desde las tribunas, y otra es concurrir a un almuerzo de cuatro horas bajo el criterio de la tolerancia, peligrando que se interprete como un doble discurso.
Por eso, es relevante analizar la pertinencia del mensaje y lo que motivó a las decisiones adoptadas para conocer el nivel de conciencia en el accionar hacia sus semejantes.