Paysandú, Lunes 12 de Mayo de 2014
Opinion | 07 May Hay momentos que deberían ser los mejores del día, pero se transforman en momentos… Por ejemplo, no es bueno despertar con el sonido del teléfono. Especialmente porque al despertarse las neuronas no precisamente se acuerdan dónde quedó el auricular del inalámbrico. Y sigue sonando. Lo primero que se piensa que puede ser un familiar cercano. Así que la primera batalla del día es encontrarlo.
Cuando finalmente se encuentra y con un hilo de voz se dice “¿Holaaa...?”, del otro lado, una voz femenina muy dinámica, alegre, nos da la “bienvenida” a una encuesta telefónica que puede ser sobre cualquier producto, incluso los que jamás veremos en nuestra mesa (“¿cuán frecuentemente consume trufas blancas de Alba?”, por ejemplo) pero que por estos días tienen por objetivo conocer nuestra intención de voto en las próximas primarias. Resulta claro que para que las encuestas tengan realmente valor estadístico deben ser hechas al azar, porque de otra manera no serían reales los resultados. Pero, de todas maneras, este tipo de mediciones siguen teniendo dificultades a la hora de la interpretación estadística en la medida que la cantidad de líneas fijas en el país (menos de un millón, muchas de ellas en manos del comercio y la industria) van en retroceso, ante el imparable avance de la telefonía celular, aplicaciones como Whatsapp o Viber (aun poco difundido en Uruguay) y la telefonía VoIP.
Esto es, las encuestadoras están haciendo iniciar mal el día a una minoría sufriente que no necesariamente puede servir a los efectos estadísticos. Se podrá decir que al ser una encuesta del tipo “uno a uno” se puede considerar con similar valor a una de campo, con mucho menor inversión económica. Pero, entre sus inconvenientes, no puede ser extensa para no aburrir o molestar al encuestado (especialmente si está recién despierto, sin lavarse la cara siquiera) y las multi opciones no pueden ser de más de tres para no crear confusión en quien responde.
Lo peor, lo que no parecen tener en cuenta quienes colocan del otro lado del auricular a atractivas voces que tratan de atraparnos por entre 5 y 10 minutos, es que al ser telefónica la encuesta deja de lado aspectos como educación, interés en el tema, esfuerzo consciente en responder con certeza y no simplemente lo primero que nos viene a la cabeza o se retiene de la multi opción.
Esta es una sociedad que quiere adelantarse a la realidad. Una manera de hacerlo es a través de encuestas que pretenden jugar a ganador. Saber qué tipo de productos prefiere el público, qué candidato tiene más posibilidades, qué programa de televisión es el más visto. Esto moverá inversiones, reunirá grupos de apoyo y así por el estilo.
Nada de eso está mal, aunque por cierto muchas encuestas han fallado en sus resultados. Eso sí, deberían tener un horario de protección a quienes tienen un teléfono fijo en su casa.
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