Opinion | 13 May El Mundial de Fútbol en Brasil movilizará cientos de miles de viajeros de todos los rincones del mundo al Cono Sur. Desde el punto de vista turístico esto representa una gran oportunidad no sólo para las diferentes ciudades del vecino país donde se disputarán los partidos del campeonato sino para todos los países de la región.
La atención mundial estará centrada en el Brasil durante aproximadamente un mes, con cobertura noticiosa y deportiva a gran escala. Los operadores turísticos uruguayos y argentinos consideran que se trata también de una buena oportunidad de que turistas de diferentes países lleguen hasta Buenos Aires y Montevideo, puesto que es altamente probable que al menos parte de los turistas que han viajado miles de kilómetros para llegar hasta Brasil consideren también la cercanía geográfica de las capitales del Plata para visitarlas, y disfrutar de sus encantos y su cultura.
En contrapartida, se prevé que muchos uruguayos viajen hacia Brasil para ver los partidos del Mundial. Esto último preocupa al Ministerio de Salud Pública, que ha divulgado una serie de recomendaciones con especial énfasis en la vacunación contra el sarampión y la gripe. También se recomienda consumir agua embotellada si no se dispone de agua potable, ingerir alimentos cocidos, practicar sexo seguro y cuidar la piel asegurando una adecuada protección solar.
A modo de ejemplo y como dato a tener en cuenta el MSP informó que de los 32 países que participarán de este evento masivo, 19 han reportado casos de sarampión, enfermedad que fue erradicada hace años en Uruguay. Por ello, se aconseja la vacunación contra el sarampión por lo menos dos semanas antes de viajar a Brasil en junio. Esto se debe fundamentalmente a que el grupo etario que mayoritariamente irá al mundial no se vacunó.
La ministra de Salud Pública, doctora Susana Muniz dijo que se trata de “insistir en lecciones aprendidas” ya que con posterioridad al mundial de Sudáfrica de 2010 se registró un aumento significativo de los casos de sarampión en varios de los países participantes. En definitiva, no se trata de generar alarma sino en advertir para hacer tomar conciencia sobre riesgos reales que vale tener en cuenta no sólo por una cuestión de protección individual, sino también colectiva en la medida que la introducción de enfermedades al país significa siempre una amenaza para la sociedad y el sistema sanitario en su conjunto.