Paysandú, Domingo 18 de Mayo de 2014
Opinion | 17 May “Lo que más ha servido de la política de Estados Unidos es cuando no se mete”, dijo el presidente José Mujica al participar en los “Diálogos sin corbata” que organiza el Banco Mundial, en el marco de su visita a Washington y tras reunirse con el presidente Barack Obama.
Mujica no quería entrevistarse con el norteamericano, pero ante la insistencia y buenos modales de la embajadora Julissa Reynoso, debió acceder. Había que conocer las razones de tanto interés y sobre todo, analizar por qué el “paisito” es “un aliado estratégico político y comercial” para la gran potencia del norte, según la diplomática.
El asunto había comenzado en marzo, cuando se planteó la posibilidad de esta reunión para que Uruguay acoja en calidad de refugiados a seis detenidos en la cárcel de Guantánamo, donde los prisioneros no han sido sometidos a la justicia. Mujica dijo que quería recibirlos como un acto humanitario, más allá de las dificultades que afronta Obama ante el incumplimiento de su promesa electoral de cerrar una de las prisiones más famosas del mundo. Las afirmaciones presidenciales provocaron un duro debate político que se acalló con la “factura” que le pasaría Mujica porque “no hace favores gratis”. Reynoso insistió en que Obama disponía del 12 de mayo para recibir a “un líder en la región” y tanto elogio terminó por torcer su voluntad hasta conformar una delegación presidencial que estuvo prácticamente una semana en Washington.
Por otro lado, el mandatario uruguayo reconoció --como viejo dirigente político-- que en años electorales “todo se entrevera” y media comarca está en conocimiento que una vez fuera de la presidencia, encabezará una lista al Senado.
Es histórico que la Casa Blanca no recibiera a presidentes en tiempos electorales en sus respectivos países, en tanto lo consideraba como una injerencia en la vida política del país invitado. Con Mujica se hizo una excepción y Obama pasó por alto las reglas no escritas, lo que evidencia el poco vuelo de su política exterior, la escasa experiencia en el sostén de las relaciones internacionales y la confirmación que por América Latina ha hecho poco y nada.
Pero su interés es el Mercosur y los posibles acuerdos a concretar a la brevedad con la Unión Europea, un mercado al que apunta su país y --claro está-- no va a pedir una entrevista con Dilma Rousseff que sigue enojada tras confirmar que la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) espiaba sus comunicaciones o con Cristina Fernández, cuyo país rema desesperadamente para obtener créditos.
Entonces surge la pregunta: ¿Es verdadero que se pueda posicionar a un “referente” en la región cuando le quedan pocos meses de mandato? La respuesta es obvia. Lo cierto es que el intercambio con la gran potencia es deficitaria para Uruguay que solo ingresa el 3,9% de sus exportaciones y que este viaje podría ampliar. Sin embargo, hay algunas reservas en la interna de la delegación. Por eso, lo que más sirve en política “es cuando no se mete” un tema sobre otro porque en tiempos electorales “todo se entrevera”.
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