Paysandú, Miércoles 21 de Mayo de 2014
Opinion | 15 May Enmarcado en el proteccionismo a ultranza que sigue practicando la Argentina a través del gobierno de Cristina Fernández, ante el encierro financiero internacional que sigue padeciendo como consecuencia de no honrar sus deudas y haberse declarado en default, la administración de Buenos Aires sigue apelando a reivindicar exclusivamente sus puertos como puerta de salida, ingreso y tránsito de mercaderías en la región, por lo que continúa protagonizando una ofensiva que no solo tiene como destinatarios centrales en nuestro país a los puertos de Montevideo y Nueva Palmira, sino que a la vez está trabando la salida por la hidrovía Paraguay–Paraná para Bolivia y Paraguay fundamentalmente.
El especialista en temas portuarios del diario El País, Emilio Cazalá, recuerda en este sentido que siguen retenidas 34 barcazas paraguayas con soja por la Prefectura Naval Argentina, algunas de las cuales están en esa situación desde marzo en los amarraderos Sauce y La Paloma.
Los paraguayos están realmente sorprendidos y preocupados por las medidas restriccionistas que afectan la salida fluvial hacia puertos de ultramar que tiene su país, y la prensa de Asunción considera, en base a los análisis de especialistas en el tema, que todavía no se ha llegado a la cresta de la ola en esta postura del gobierno central argentino, haciéndose eco a la vez de declaraciones del titular de la Subsecretaría de Puertos y Vías Navegables del vecino país, Horacio Tettamanti, quien en declaraciones ante la Bolsa de Comercio de Buenos Aires la emprendió contra Paraguay, Brasil y la Hidrovía.
El mencionado funcionario argentino, en ocasión del Encuentro de Transporte Fluvial organizado por el Instituto de Desarrollo Regional en la Bolsa de Comercio de Buenos Aires, evaluó que “habrá crecientes tensiones por la Hidrovía con Brasil, Paraguay y Bolivia, como la que hoy hay con Uruguay. No con sus ciudadanos y gobiernos, sino con los intereses económicos allí instalados, porque vamos a defender nuestra soberanía fluvial”.
Incluso el jerarca del gobierno de Cristina Fernández instó a aprovechar las crecientes necesidades logísticas de los productores del interior brasileño y del Paraguay para hacer valer “la llave” que tiene la Argentina, que es la salida al mar a través del río Paraná, lo que se debería traducir en “más carga y más construcciones argentinas”.
En este contexto, defendió recientes medidas de su gobierno enmarcadas en esta política de puertos, como es el caso de prohibir a los barcos que carguen en Argentina que hagan transbordos en Uruguay, en directo beneficio del puerto de Buenos Aires.
Incluso subrayó que “no puede ser que el esfuerzo lo hagamos nosotros con el dragado, el balizamiento, los controles, y los que se benefician son las barcazas de contenedores de Paraguay y Brasil, aludiendo a la profundización de los canales de navegación del Paraná, los que sin embargo no son utilizados por las barcazas, sino por los buques graneleros de ultramar que sí utilizan esos canales para llegar hasta el puerto de Rosario fundamentalmente, donde se cargan los granos que se exportan desde el corazón agrícola argentino.
Quiere decir que el funcionario, a sabiendas, genera confusión sobre inversiones y usos de canales, que en realidad son aprovechados solo por la Argentina por estos buques de gran porte, mientras los convoyes que vienen desde Paraguay y Brasil hacen la travesía por fuera de estos canales.
Pero claro, de lo que se trata es de argumentar para justificar decisiones de este tenor, y generar confusión en los operadores destinatarios, aunque se estén violando en la letra y el espíritu tanto los acuerdos del Mercosur como de carácter bilateral, en este caso con Paraguay,
El canciller paraguayo Eladio Loizaga dijo al respecto que “cualquier tipo de trabas que tengamos que enfrenar las vamos a considerar desde dos ángulos: desde el punto de vista bilateral, así como dentro del marco de la Comisión de la Hidrovía, que ha establecido no más de cumplimiento”, y añadió que en las relaciones bilaterales “tenemos acuerdos con Argentina sobre libre tránsito y libre navegabilidad y en la Organización Mundial del Comercio hay una cláusula que establece el libre tránsito de mercaderías y sobre medidas de seguridad que en algún momento, dadas las circunstancias puedan generar alguna duda. De hecho, estamos dispuestos a cooperar en que eso pueda ser revisado, pero no puede ser aplicado en forma discrecional y arbitraria. Eso es muy peligroso”.
Pero sobre todo advirtió que “hay tratados internacionales que amparan al Paraguay y que todos los firmantes están obligados a cumplir, en este caso Paraguay, Argentina y Brasil, si no estaríamos entrando en una situación en que el derecho internacional no se respeta, y eso es muy peligroso”.
En Paraguay, a su vez, crece --fundadamente-- la impresión de que las medidas que se están adoptando en la hidrovía buscan bloquear la navegación fluvial paraguaya, que es el instrumento logístico vital para sacar la producción del país mediterráneo, muy lejos del espíritu integracionista que se dice tener y en las antípodas de lo suscripto en el propio Mercosur.
Lamentablemente, siguen primando intereses hegemónicos en la región, en este caso provenientes de Buenos Aires, que conspiran contra la mentada integración y la necesaria complementación de esfuerzos logísticos para potenciar las riquezas del Cono Sur latinoamericano, que desmienten las “solidaridades” y enunciados que tan generosamente se prodigan en los foros internacionales, por lo que seguimos muy lejos de transitar el camino de pararnos como bloque ante el mundo y sometidos a intereses mezquinos que traban una y otra vez los esfuerzos por salir del subdesarrollo, el que también pasa por las mentes cerradas de quienes tienen el poder de decisión.
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