Paysandú, Jueves 22 de Mayo de 2014
Opinion | 18 May El precandidato del Frente Amplio, Tabaré Vázquez, pidió más apoyo para convocar a los frenteamplistas en las elecciones internas y llamó a “no dormirse en los laureles”. En la propia interna se reconoce que la militancia “está fría”, por eso el líder izquierdista pidió reforzar la movilización en los diferentes grupos que lo apoyan.
Es válido recordar que esa “frialdad” no es nueva y se remonta a las internas de 2009. En ese momento, las encuestadoras analizaban como un fenómeno la baja participación del electorado frenteamplista que por aquel entonces mantenía la mítica de militante convencido, además de ciudadano votante. Hace cinco años ese electorado estaba desmovilizado y había dejado de sentir la necesidad de concurrir a votar, según los sociólogos de las empresas. Las hipótesis se orientaban a una menor tradición cultural dentro de la izquierda a votar en las internas, a un bajo involucramiento de los electores y al cambio del perfil del votante.
Esto último se ha ido confirmando con el paso de los años, donde el votante histórico ha envejecido y las jóvenes generaciones no militan de la misma manera.
Además está cambiando el estilo de militancia de los partidos tradicionales, que se ha profundizado en 2014 y que ha venido marcando algunas diferencias. Basta recordar el golpe de efecto que provocó el Partido Nacional, cuando al finalizar el escrutinio de las internas anteriores realizó el lanzamiento de su fórmula presidencial. Lacalle y Larrañaga salieron al balcón de la casa del Partido Nacional abrazados y el mensaje para la tribuna duró hasta que el Frente Amplio salvó sus diferencias y lanzó la suya.
Ahora el asesor en comunicación de Tabaré Vázquez, Claudio Invernizzi, manifiesta su preocupación porque “hay cierto narcisismo en la elaboración del pensamiento y en las propuestas. Los sectores se enamoran de sí mismos, los independientes de su condición y al final queda un candidato en el costado, cargando con una mochila enorme de votos, que nadie se dispone a compartir”. Y tampoco esto es nuevo, si se recordara lo ocurrido a finales de 2008.
En aquel entonces, el senador Danilo Astori decía que “mi opción es la fórmula que propuso el compañero Tabaré Vázquez. Creo que es la fórmula para ganar la elección y gobernar otros cinco años”, en clara referencia a que no aceptaba ser el segundo de José Mujica. El punto neurálgico era que “el consenso se llama Pepe y yo por ahora voy muy bien”, disparaba el senador del MPP en clara referencia a que él tenía los votos.
Es claro que ha cambiado el perfil del votante y si antes se hacía por convencimiento ideológico, en estos tiempos se interponen otras variables.
Entonces, ni el narcisismo, ni la frialdad del electorado, ni los cambios de perfiles son grandes descubrimientos. Pero como dijo Invernizzi: “Todo lo que diga acá tiene naturaleza política, pero es una opinión técnica desde la publicidad y la propaganda. Todo es comunicación; no hay nada, ni un solo gesto, y menos en este momento, que no lo sea. Si de un lado se construye y del otro no se construye, para ser generoso en el término, esa comunicación llega”.
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