Paysandú, Domingo 01 de Junio de 2014
Opinion | 31 May De acuerdo a cifras divulgadas hasta el presente, la incorporación de nuevos colectivos de trabajadores al régimen de monotributo, como es el caso de cuidacoches y limpiavidrios, no generó un aumento significativo del registro a la seguridad social, concretamente al Banco de Previsión Social, lo que pone de relieve las dificultades que se presentan cuando se pretende formalizar determinados tipos de trabajo, que muchas veces aparecen como viables en los papeles, pero que difieren sustancialmente de la realidad.
Precisamente en febrero de 2011 se abrió la posibilidad de efectuar aportes a otros colectivos vulnerables. En el marco del “Ámbito por la inclusión y la formalización del trabajo” que integran cuatro ministerios y otros organismos (entre ellos, el BPS), el Poder Ejecutivo decretó la incorporación de nuevos colectivos de trabajadores al régimen. Los trabajadores que fueron elegidos para realizar aportes fueron los cuidadores de vehículos, limpiadores de vidrios, guías de turismo, personal de paradas de taxis, así como paseadores y entrenadores de mascotas, además de los trabajadores sexuales.
Estamos precisamente ante una serie de condicionantes que en realidad refieren al “núcleo duro” de determinados trabajos que deberían considerarse más bien como fuentes de ingresos transitorios hasta que se pueda acceder a un trabajo en el circuito formal o integrar una miniempresa que permita ingresos decorosos para el núcleo familiar. Existen además trabas de orden cultural, ingresos muy precarios y que en el mejor de los casos sirven para vivir al día, que no pueden tener la seguridad de que van a tener mes a mes dinero para pagar la cuota sin a la vez tener que afrontar privaciones hasta en las necesidades más básicas.
A la vez debe tenerse presente que otros trabajadores que ya podían aportar como monotributistas (además de los mencionados incluidos posteriormente) son los artesanos, feriantes, profesores particulares, masajistas, mecánicos de bicicletas y motos, pescadores artesanales y varios oficios (como cerrajería o carpintería), entre otros, que también en su carácter de cuentapropistas no tienen ingresos fijos y la variabilidad en los ingresos hace que no siempre tengan margen para afrontar las obligaciones con el BPS:
Es positivo que el gobierno y el BPS estén trabajando para fomentar la formalización de trabajadores, por cuyo motivo se creó el monotributo, que entró en vigencia en 2006 y se amplió con la Reforma Tributaria de 2007, desde que constituye un tributo para actividades de reducida dimensión económica, que cumplan con determinados requisitos, donde se unifica el aporte al BPS por actividad patronal y la tributación a la Dirección General Impositiva (DGI).
Igualmente, las mejores intenciones de regularización siguen estrellándose contra factores culturales y socioeconómicos, lo que indica que todavía hay mucho por hacer y no solo en el plano cultural, sino en cuanto a estímulos para alcanzar una formalización sustentable y que permita que estos núcleos de trabajadores puedan acceder al término de su vida activa a una pasividad decorosa, entre otros beneficios.
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