En diez casos comprobados en lo que va del año

Policiales | 01 Jun Diez personas procesadas por la Justicia Penal en el transcurso del presente año aseguraron que los delitos cometidos fueron motivados por el consumo de pasta base, según un relevamiento efectuado por EL TELEGRAFO en base al análisis de procedimientos policiales difundidos oficialmente.
Todos son hombres, siete de ellos menores de edad, a los que se les iniciaron procesos infraccionales como autores de delitos en los términos establecidos por el Código de la Niñez y la Adolescencia. Entre los mayores, dos tienen 18 años y el restante 22. En todos los casos, el delito tipificado fue hurto. Sus procesamientos fueron resultado de siete procedimientos policiales. Tres de ellos se llevaron a cabo en enero, dos en abril y otros dos en mayo.
Tres de los 10 fueron procesados por el hurto de una computadora portátil, una cámara digital y un celular desde una finca en el Barrio Norte, en un procedimiento llevado a cabo por la Seccional Quinta de Policía.

COMPUTADORA A $ 500
En su confesión, detallaron que el hurto de la computadora portátil fue “por encargue” de un individuo al que se la vendieron en 500 pesos para comprar pasta base. En otro caso, se inició un proceso infraccional a un adolescente de 16 por dos delitos de hurto en un procedimiento de la Seccional Segunda que permitió aclarar el robo de dos pares de calzado deportivo, un bolso de mano, una garrafa de 13 kilos, zapatos, vajilla y varias prendas de vestir. Algunos de los elementos --según declaró el menor-- fueron cambiados por pasta base.
Por otra parte, un conocido adolescente infractor de 17 años --con tres procesos infraccionales en su haber-- fue internado en la Colonia Berro de INAU por robar una valiosa soldadora eléctrica industrial, como corolario de un procedimiento de la Seccional Quinta. Además de la internación, la Justicia dispuso que el adolescente fuera sometido a una pericia siquiátrica por su adicción a la pasta base.

MÚLTIPLES ROBOS
En otro procedimiento más reciente, llevado a cabo por personal de la Seccional Tercera de Policía, la Justicia dispuso iniciar sendos procesos infraccionales a dos menores que lideraban una banda cuyos miembros, adictos al consumo de pasta base, fueran identificados como autores de múltiples hurtos. A uno de ellos, se le inició un proceso infraccional por infracciones a la ley penal calificadas como reiterados delitos de hurto –uno de ellos en grado de tentativa-- en régimen de reiteración real, y al restante por hurto en grado de tentativa en reiteración real con receptación. Para el primero, se dispuso como medida cautelar la internación en dependencias de INAU por 60 días, en un hogar cerrado, donde debe recibir tratamiento por adicción a la sustancia estupefaciente; en tanto al restante se le aplicó una medida socioeducativa de arresto domiciliario en horas nocturnas. Por otra parte, a uno de los mayores procesados le fueron tipificados dos delitos de hurto en reiteración real como resultado de actuaciones de la Seccional Quinta que posibilitaron comprobar que el individuo había robado una hidrolavadora y dos amoladoras. Tras dellar la forma en que cometió los robos, agregó que las herramientas hurtadas las vendió en la zona Sur para luego gastar el dinero obtenido en la adquisición de pasta base.

ADICCIÓN EN AUMENTO
Otro de los casos fue protagonizado por un hombre de 23 años, procesado en tres ocasiones por robar únicamente paños de piso y elementos de limpieza, quien puntualizó que el hurto y comercialización de esos implementos es la única forma que conoce para obtener dinero para comprar pasta base y marihuana, ya que su adicción ha crecido notoriamente en los últimos tiempos y en el sitio en donde se abastece se niegan --para evitar su presencia permanente-- a venderle menos de 100 gramos de pasta base, cantidad cuyo costo asciende a 2.200 pesos.
Por último, dos individuos fueron procesados por robar un televisor led de 32 pulgadas, joyas de plata y oro, ropa de cama y de vestir, junto a otros efectos valorados en su totalidad en 4.000 dólares que, inmediatamente después del hurto, fueron cambiados por pasta base en una “boca” de venta de droga.