Paysandú, Miércoles 04 de Junio de 2014
Opinion | 28 May Al hacer referencia a nuestro país, en la obra “Progreso, pobreza y exclusión”, la doctora Rosemary Thorp, de origen británico y doctorada en Economía en la Universidad de Oxford, experta en economía política e investigadora responsable del Centro Latinomericano de Queen Elizabeth House, considera que en los últimos años se han dado pasos significativos en algunas áreas, como en políticas sociales para redistribución de riqueza, pero a la vez dejando vacíos en otros aspectos.
Es decir, luces y sombras que son consecuencia de la gestión del gobierno de izquierda, que por supuesto en ningún caso son verdades absolutas en uno y otro sentido, sino que reflejan opiniones que a menudo tienen el sello de la visión político-ideológica de quien interpreta hechos y pretende analizarlos objetivamente, sin por ello perder de vista su óptica particular.
Entre los elementos positivos de los gobiernos de izquierda en el Uruguay, la autora considera que las políticas sociales aplicadas dieron buenos resultados en cuanto a la redistribución del ingreso, pero en cambio la interrogante está planteada en cuanto a la sustentabilidad de estas acciones, lo que deberá evaluarse en una perspectiva de más largo plazo.
Según da cuenta la analista británica al suplemento “Economía y Mercado”, del diario El País, la reforma tributaria, la reinstauración de los Consejos de Salarios y modificaciones a nivel industrial se encuentran entre los avances más importantes de los gobiernos frenteamplistas, y aclaró que en base a sus estudios en el inicio del presente siglo se sumaron nuevos retos como la liberalización del comercio, la desindustrialización y una fragmentación significativa de la población urbana, lo que se debió afrontarse mediante medidas de política social y económica, y en el caso de los gobiernos de izquierda, se ha encontrado que ha habido “logros considerables pero aún hay varios desafíos pendientes”.
Y si bien evaluó que hay aspectos positivos en cuanto a la redistribución del ingreso, en lo que refiere al impacto de las políticas sociales aplicadas en el período, es muy pronto para tener información que permita dar una respuesta contundente, aunque “existen indicios positivos importantes”, y mencionó entre logros de los dos últimos gobiernos “la introducción del impuesto a la renta en el sistema impositivo y la mayor eficacia a la hora de recaudar son ejemplos de medidas exitosas, aunque no han sido utilizados en una dirección redistributiva, al menos en forma sustancial”.
Asimismo consideró positiva la reincorporación de los Consejos de Salarios y sobre todo la integración a este mecanismo de los trabajadores rurales y domésticos. Por otro lado, entre las flaquezas aludió a la ausencia de una reforma estatal, y señaló que “es un agujero enorme. Si realmente se trataba de la ‘madre de todas las reformas’ (como anunciara el expresidente Tabaré Vázquez) entonces hay demasiados huérfanos. Es mejor realizar reformas pequeñas, donde puedan demostrarse los resultados y se estimule la emulación, en lugar de tratar de cambiar todo de una vez”.
En cuanto al rezago educativo en el Uruguay, reconoció que “el sistema educativo es central para lograr el crecimiento con equidad y efectivamente es el principal problema”, y consideró que “se requiere una reforma educativa mayor, pero para ello es necesario la colaboración de todos los actores, incluidos los sindicatos”.
También analizó la investigadora que “veo escasas señales de progreso en cuanto a los entendimientos que deberían buscarse para mejorar la productividad y la incorporación de los cambios tecnológicos”.
“Se necesita favorecer las buenas ideas y convertirlas en algo que tenga aplicación práctica, es la cuestión central. Otro elemento básico de Uruguay es el rol en este sentido que podrían jugar los Consejos de Salarios”, y evaluó que “estos grupos tripartitos deberían afrontar el desafío crucial de negociar incrementos de productividad, lo que requiere una mayor confianza entre las partes, algo que aquí está faltando”.
En líneas generales podrá coincidirse o no con los elementos aportados por la investigadora, en los que sin duda tendrán incidencia aspectos objetivos y subjetivos en cada caso, pero como regla general debe tenerse presente que no hay gobierno que no tenga sus cosas positivas y su contraparte negativa, al fin de cuentas, porque nunca las cosas son en blanco y negro. Por cierto, hay un abismo entre las experiencias que puedan desarrollarse en Gran Bretaña y en nuestro país, pero es importante recibir visiones desde afuera sobre nuestra realidad, lo que significa un aporte más para determinar dónde está el punto medio de las cosas, si se pretende encarar una evaluación analítica que se aproxime al escenario real.
Sin dudas que hay intento de redistribución del ingreso mediante políticas sociales que en una primera visión pueden haber mejorado la situación de familias a través de las medidas asistenciales del Mides, pero como bien lo señala la analista, la situación y sustentabilidad real se verán en el más largo plazo. Y por supuesto, a la vez que se menciona la mejora inherente a la convocatoria a Consejos de Salarios, han sido soslayado aspectos muy importantes, que es el convalidar excesos sindicales en cuanto al derecho de huelga, las ocupaciones, la presión indebida hacia las empresas y normas que no guardan un necesario equilibrio entre las partes, como es por ejemplo la recientemente aprobada Ley de Responsabilidad Penal Empresarial, que pena con cárcel el delito de “peligro” en el ámbito laboral, y la negativa sistemática a incluir la productividad en las negociaciones, lo que pone de relieve que se ha dado tanto en la herradura como en el clavo.
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