Paysandú, Viernes 06 de Junio de 2014
Rurales | 06 Jun La leptospirosis es una enfermedad común que afecta a la mayoría de las especies de mamíferos, incluyendo el hombre, y se encuentra en todo el mundo. “Ocasiona pérdidas significativa en los animales productivos y es potencialmente, una grave enfermedad ocupacional de los trabajadores rurales”, dijo en el marco de las 42ª Jornadas Uruguayas de Buiatría, el doctor Colin Mackintosh.
El experto llegó a Paysandú para exponer sobre una enfermedad que en los últimos tiempos ha generado innumerables pérdidas en la producción uruguaya, pero también ha provocado problemas de salud, especialmente en funcionarios que trabajan en establecimientos lecheros.
Mackintosh entiende que “un paso clave en su control es la identificación de los serovares involucrados permitiendo la comprensión de su epidemiología. Los humanos deberían dar los pasos necesarios para evitar su exposición a la orina o agua contaminadas. El tratamiento racional y la vacunación del ganado reduce las pérdidas productivas que ocasiona, y a su vez, reduce significativamente el riesgo para el hombre”, dijo.
Ante una sala con un muy buen número de profesionales interesados en el tema (entre ellos el ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca, Tabaré Aguerre), Mackintosh indicó que la leptospirosis es una enfermedad que afecta virtualmente a todas las especies de mamíferos, incluyendo al hombre, y se la encuentra en todo el mundo. Es causada por una familia de espiroquetas gram negativas del género Leptospira que comprende al menos 13 especies patógenas. Las leptospiras se clasifican generalmente en más de 250 serovares y 24 serogrupos basándose en su parentesco antigénico.
Mencionó que la leptospirosis “ocasiona ingentes pérdidas en la industria pecuaria y es una de las enfermedades zoonóticas más expandidas en el mundo. En virtualmente todos los países del mundo los bovinos son comúnmente afectados por un número de serovares, algunos de los cuales pueden ocasionar infecciones leves o inaparentes, mientras que otros pueden causar una grave enfermedad aguda, afectando riñones, hígado, cerebro y aparato reproductor, con signos clínicos que incluyen hematuria, letargo profundo o debilidad, apatía, reducción de la producción de leche, falla reproductiva y aborto, mortinatos o terneros débiles”.
Algunas infecciones pueden ser fatales, especialmente en los terneros jóvenes. La infección por lo general lleva a la colonización de los túbulos renales y resulta en leptospiruria, que puede persistir durante largos períodos.
Los animales infectados con leptospiras tienden a dividirse en dos categorías; huéspedes de mantenimiento y huéspedes accidentales o no persistentes, aunque a veces la división no es tan marcada.
EN BOVINOS
Los bovinos se consideran como el huésped natural de mantenimiento para Hardjo-bovis, y en un rodeo endémicamente infectado, donde los animales se infectan en el primer año de vida, frecuentemente no hay signos clínicos ni enfermedad.
Sin embargo, si la infección es introducida en rodeos susceptibles o si individuos adultos son infectados puede haber un rango de signos clínicos que incluyen un transitorio aumento de temperatura, un descenso en la producción de leche (llamada “caída de la leche”), una ubre flácida y leche color amarillo descolorido, abortos, mortinatos o neonatos débiles.
Las vacas infectadas diseminan leptospiras en la orina por hasta 2 años y esto perpetúa la infección endémica en el rodeo. Estos animales muestran un título alto transitorio dentro de las 2-3 semanas de infección, pero el título puede declinar bastante rápidamente y la leptospiruria a menudo continúa después de que la vaca se vuelve seronegativa. De aquí que no se pueda asumir que una vaca seronegativa no esté eliminando leptospiras en su orina.
ASPECTOS ZOONÓTICOS
Virtualmente todos los mamíferos domésticos y silvestres pueden albergar leptospiras patógenas en sus riñones y tractos reproductivos y pueden actuar como fuentes de infección para el hombre y otros animales. Los roedores y los perros, desde larga data, han sido reconocidos como importantes portadores de leptospirosis en muchos países. Globalmente la leptospirosis es una importante enfermedad zoonótica con tres aspectos epidemiológicos: 1) asociada con inundaciones; 2) asociada con la pobreza y 3), exposición ocupacional. El mayor riesgo está asociado con orina infectada y agua superficial contaminada, arroyos y ríos.
Las infecciones de los animales o del hombre ocurren por contacto directo con orina o indirectamente por agua contaminada.
También han habido brotes de leptospirosis en poblaciones humanas luego de inundaciones que provocaron una exposición masiva, que en una ocasión resultó en un foco de “Fiebre hemorrágica”. Las personas que participan en deportes o recreación asociados con el agua también pueden estar expuestas. Existe también una fuerte relación entre pobreza y exposición al agua contaminada por animales infectados, especialmente roedores y perros, y ocupaciones relacionadas con el trabajo en el agua, tales como plantaciones de arroz, drenajes, etc. Sin embargo en los países desarrollados hay un creciente convencimiento de que las especies pecuarias tales como bovinos, ovinos, caprinos, ciervos y cerdos son reservorios comunes de infección.
Hay varias vías por las cuales los trabajadores de un tambo pueden exponerse a las leptospiras, tanto directamente a través de la orina infectada o indirectamente a través del agua contaminada o de los efluentes, que permiten que éstas entren a través de cortes o abrasiones y a través de las mucosas de los ojos, nariz o boca.
Mencionó el ordeñe, asistencia al parto, inseminación artificial, diagnóstico de gestación, otros procedimientos de manejo, salpicaduras asociadas con la limpieza o la sacada de las materias fecales, diseminación de los efluentes (camión o irrigador), cría de cerdos, exposición a los roedores por el almacenamiento o administración de concentrados, cambio en los patrones climáticos, primavera húmeda/seca, agua estancada.
SÍNTOMAS HUMANOS
La leptospirosis en humanos puede presentar un rango de síndromes clínicos que van desde fiebre moderada, dolor de cabeza y síntomas similares a los de la influenza hasta una enfermedad grave con falla renal, hepática y cardíaca que puede ser fatal.
“La severidad es dependiente, a menudo, del serovar y otros factores del huésped”, dijo Mackintosh. Mayormente son las formas severas tales como la enfermedad de Weil y las epidemias agudas, con hemorragia pulmonar masiva, las que atraen más la atención, requieren diagnóstico y tratamiento médico, y están descritas en la literatura y libros de texto. Por el contrario, las formas menos severas y leves son por lejos las más comunes en todo el mundo y por lo general no se reportan.
Por lo tanto las formas más leves pueden persistir con grados variables de fiebre, dolor de cabeza y mialgia, fatiga prolongada y debilidad y pueden ser bastante debilitantes para la gente que desarrolla un duro trabajo físico, como es el caso de los productores lecheros infectados con Hardjo-bovis.
CONTROL
Una serie de estudios en el período 1978-1982 demostraron que la mejor relación costo-beneficio para el control de la leptospirosis a Hardjo-bovis en los rodeos lecheros era la vacunación del ganado joven susceptible entre los 3 y 6 meses de edad.
El objetivo de la vacunación es evitar la leptospiruria para que no se trasmita la infección de vaca a vaca y el riesgo zoonótico sea eliminado o por lo menos reducido. Se ha demostrado que los anticuerpos maternales en el calostro proveen buena protección calostral contra la infección, durante las 6 primeras semanas de vida de los terneros .
Sin embargo se sospecha que puede haber alguna interferencia entre los anticuerpos matrnales y las primovacunaciones por lo menos hasta las 6 semanas de edad. Por otro lado, si la vacunación se alarga mucho después de que la protección calostral ha cesado, hay un riesgo de que los terneros puedan infectarse. Si la leptospiruria está instalada, la vacunación no reducirá la diseminación por la orina-
Una recomendación general es que los terneros sean primovacunados entre las 6 y 12 semanas de vida, y reciban una segunda inmunización 4-6 semanas más tarde.
Los animales deberían tener otro booster a los 6 meses de edad seguido de una revacunación anual a intervalos de 12 meses. En varios estudios se ha demostrado que dos dosis de vacuna administrada a las vaquillonas antes de un desafío natural o artificial resultó en buenas respuestas inmunitarias y los animales recibieron una protección significativa contra la leptospiruria.
Se cree que si aún la vacunación no fuera 100% efectiva para todos los individuos, la inmunización de todo el ganado joven susceptible y la revacunación del ganado adulto, resulta en una fuerte inmunidad del rodeo, que reduce considerablemente la prevalencia de Hardjo-bovis en hatos endémicamente infectados en el corto plazo, y eventualmente podría eliminar la infección.
Actualmente se estima que el 90-95% de los tambos en Nueva Zelanda vacunan contra leptospirosis, aunque sus esquemas de vacunación puedan no ser los ideales.
La vacunación no es compulsiva, pero es muy recomendada. La decisión de hacerlo o no es prerrogativa del productor solamente. Es por eso, que debería ser correctamente informado sobre la leptospirosis; los factores de riesgo que determinan la infección y la enfermedad, sus efectos sobre la salud y la producción, su epidemiología, sus implicancias en la salud pública, medios de control -incluyendo la vacunación-, y otras medidas, y sus implicancias económicas.
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