Paysandú, Domingo 08 de Junio de 2014
Opinion | 03 Jun Tras una década de un escenario favorable internacional para los productos primarios que exporta América Latina, quedan igualmente tanto aspectos en el debe como en el haber para una región con serias desigualdades, pero a la vez con panoramas disímiles de acuerdo al país de que se trate, pese a que siempre hay elementos en común que pueden ponderarse para intentar delinear un panorama general de la región.
Igualmente, el escenario que presenta desde el punto de vista socioeconómico América Latina durante 2014 es todavía objeto de discusión entre los analistas, por cuanto existen numerosos factores condicionantes para una región que en muchos casos es tomada como un todo, pero que sin dudas presenta matices y hasta diferencias sustanciales en base a escenarios como inflación, endeudamiento, relación cambiaria y perfil de las respectivas economías de las naciones.
Por lo tanto, al panorama internacional de los mercados, teniendo en cuenta que es una región tomadora de precios y de situaciones, debe agregarse una valoración en base a los escenarios internos, aunque sí puede evaluarse perspectivas en cuanto al intercambio de la región con el mundo y la repercusión en el subcontinente mediante la determinación de parámetros que en alguna medida puedan considerarse como un común denominador. Por ejemplo, tenemos que el Fondo Monetario Internacional (FMI) está recomendando a América Latina políticas fiscales prudentes, vigilar las vulnerabilidades financieras y estimular el crecimiento a través de un “buen gasto social” en un momento en que se enlentece su ritmo de crecimiento.
La jefa de Estudios Regionales del Departamento del Hemisferio Sur del Fondo Monetario Internacional (FMI), Dora Iakoya, al presentar el Informe “Perspectivas Económicas: Las Américas, Desafíos Crecientes”, destacó que en América Latina se da una “desaceleración importante”, con una previsión de crecimiento del 2,5 por ciento en 2014, el más bajo de los últimos 10 o 12 años. Comentó que este crecimiento ralentizado se da en un momento de baja de los precios de las materias primas, las que aportan ingresos importantes a la región, y cuando paralelamente hay un incremento del costo de la financiación, con una subida en los intereses en Estados Unidos.
Ante esta situación, el FMI recomienda mantener la prudencia en las políticas fiscales y sugiere recortar el gasto en subsidios de la energía, que calificó de “muy costosos y distorsionan la actividad económica”, citando los casos concretos de Bolivia, Ecuador, Argentina y Venezuela.
Paralelamente propuso estimular el crecimiento a través de “un buen gasto social” con medidas para mejorar la educación, que repercutiría en la productividad o las infraestructuras, lo que contribuiría a mejorar las exportaciones además de favorecer un buen entorno empresarial.
Y en tren de perspectivas, debe considerarse lo que han tenido en cuenta en sus estudios otros expertos de organismos internacionales que han dado a conocer proyecciones económicas para 2014, los que coinciden en señalar que habrá de desacelerarse el crecimiento, pero a la vez con una mejora en el perfil para 2015 y 2016.
Las evaluaciones del Banco Mundial, a su vez, en base a 30 proyecciones procedentes mayormente de bancos del sector privado, señalan que la economía latinoamericana crecerá este año un 2,3 por ciento y un 3 por ciento en 2015, en tanto en enero último el BM había previsto un futuro “esperanzador” para la región en base a un cálculo del 3,7 por ciento de crecimiento en 2016.
La experiencia indica que en economía no hay certezas, y que hay escenarios que a veces responden a medidas internas en cada país, cuando se disparan situaciones imprevistas, pero también por cambios y eventos en el escenario internacional.
Por otro lado, sin dudas está también de por medio, para productores de materias primas como Uruguay y varios países del Cono Sur, el factor chino, desde que el gigante asiático es un gran demandante de materias primas pero su crecimiento ya no tiene la explosión de hace unos años, con números que indican un enlentecimiento.
Entre las economías más grandes de la región, debe mencionarse que México tendrá un muy buen desempeño al crecer un 3 por ciento este año y un 3,5 por ciento el año que viene, y entre otros países con buenas perspectivas figuran Perú, Bolivia, Paraguay, Colombia y Chile, en tanto en el otro extremo se encuentran Argentina y Venezuela, ambos potencialmente muy ricos pero que en cambio son los que están más comprometidos. Pero las previsiones de crecimiento no son valederas en términos absolutos, de todas formas, desde que los ajustes implican políticas de austeridad en el corto plazo para después hacer buena base con vistas a un crecimiento sobre fundamentos firmes y no en los papeles, por lo que sobre todo en estos casos las previsiones actuales deben tomarse con la relatividad del caso y contar con que las condiciones internacionales no se deterioren, de forma de confirmar estas expectativas, que de concretarse redundarían en una nueva mejora en la calidad de vida de la población de los respectivos países, que es lo que todos esperamos.
Pero para ello, lo aconsejable es ajustar el gasto a las posibilidades y no apostar a la ruleta rusa de seguir volcando recursos a políticas sin sustentabilidad, cuando están pendientes inversiones para generar y mejorar infraestructura y productividad, aunque sus resultados no se traduzcan en votos en la próxima elección.
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