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Paysandú, Lunes 09 de Junio de 2014

Danubio se quedó con el Uruguayo en una final para el mejor recuerdo

Deportes | 09 Jun DANUBIO 2 (3) WANDERERS 2 (2)

Escenario: Gran Parque Central. Árbitros: Roberto Silvera, Mauricio Espinosa y Gabriel Popovits.
Danubio: Salvador Ichazo, Matías De Los Santos, Emiliano Velázquez, Federico Ricca, Camilo Mayada, Fabricio Formiliano, Gonzalo Porras, Leandro Sosa (46’ Guillermo Cotugno), Ignacio González, Diego Martiñones (53’ Hugo Soria) y Bruno Fornaroli (61’ Gastón Faber). DT: Leonardo Ramos.
Wanderers: Federico Cristóforo, Gastón Bueno, Emiliano Díaz, Martín Díaz (53’ Gastón Rodríguez), Mauricio Gómez (65’ Diego Riolfo), Adrián Colombino (46’ Kevin Ramírez), Santiago Martínez, Maximiliano Olivera, Javier Cabrera, Nicolás Albarracín y Rodrigo Pastorini. DT: Alfredo Arias.
Goles: 24’ Leandro Sosa (D), 77’ Diego Riolfo (W), 105’ Nicolás Alabarracín (W), 118’ Camilo Mayada (D).
Definición por penales: Gonzalo Porras (D) gol, Rodrigo Pastorini (W) atajado, Camilo Mayada (D) gol, Maximiliano Olivera (W) atajado, Ignacio González (D) erró, Gastón Rodríguez (W) atajado, Fabricio Formiliano (D) atajado, Federico Cristóforo (W) gol, Federico Ricca (D) erró, Diego Riolfo (W) gol, Guillermo Cotugno (D) gol, Nicolás Albarracín (W) atajado. Expulsados: 51’ Emiliano Velázquez (D), 67’ Gastón Bueno (W), 87’ Javier Cabrera (W), 90’ Matías De los Santos (D).

Fue un partido soñado para cualquier amante del fútbol, que hizo olvidar la mediocridad de una temporada pareja.
Danubio se consagró campeón uruguayo por cuarta vez en su historia por penales, tras derrotar a Wanderers por 3 a 2 en esta definición después de 120 minutos de fútbol infartantes, emocionantes, que despertaron lágrimas de uno y otro lado porque el título parecía volcarse de aquí para allá en un partido para el mejor de los recuerdos. Que despertaron aplausos para dos equipos que terminaron con nueve jugadores por bando realizando un esfuerzo supremo, apenas pudiendo mover las piernas en base a la adrenalina que se transmitió a las tribunas del Parque Central.
Wanderers salió con variantes tácticas, como aprendiendo la lección de lo sucedido en la semifinal y el partido de ida de esta definición, y sin Blanco, lesionado el día previo.
La postura bohemia sorprendió a un Danubio que esperó, no le encontró la vuelta al pleito en los primeros minutos, mientras el rival dominaba terreno y pelota. Pero la franja anotó la apertura con gol de Sosa, en la única ocasión de gol que generó el equipo hasta ese momento.
Luego pudo liquidarlo, pero ya en el complemento comenzó a complicarse con la expulsión de Velázquez, aunque el número de jugadores se emparejó con la roja de Bueno.
Diez contra diez, con Wanderers no renunciando al buen juego y Danubio intentando liquidar, el cotejo subió en voltaje y emoción. Y con un golazo Riolfo subió la apuesta al decretar el empate con el que se obligaría al alargue.
Ya era un partidazo. Porque ninguno se guardaba nada, y por si fuera poco comenzaron la prórroga con nueve futbolistas por bando.
Daba para pensar, teniendo en cuenta los espacios que quedaban en la cancha, que el partido y el título serían para el que lograra marcar la diferencia en el alargue. Y Wanderers, con una gran definición de Albarracín, hizo delirar a los bohemios que soñaban con su primer título como profesionales. El equipo de Arias estaba a minutos de la consagración, y tenía todo para liquidarlo ante un rival que se soltó todo arriba, que tuvo a su golero como un delantero más en el área rival con cada pelota quieta. El mismo Ichazo que tenía que volver rápido a su valla para salvarla increíblemente en un par de ocasiones, dándole a Danubio la posibilidad de seguir soñando mientras Wanderers lamentaba no poder liquidarlo.
Faltaba nada, pero había espacios por todos lados. Y Danubio no se rendía, al punto que de una tijera de Mayada en el área llegó el agónico empate cuando Wanderers comenzaba a imaginarse haciendo historia.
El alargue había sido tan increíble como el tiempo reglamentario. Los dos jugados al todo por el todo con lo que quedaba de físico, jugando un partidazo emocionante que tuvo un tercer capítulo en los penales.
Porque hubo yerros, golazos y atajadas, aunque las manos de Ichazo terminaron por darle a Danubio el cuarto título de su historia, dejando con las manos vacías a un Wanderers que no renunció en este partido a su propuesta futbolística, pero que pecó a la hora de liquidar a su rival cuando pudo hacerlo.
El Uruguayo tiene dueño, Wanderers mereció algo más por su año espectacular, pero el gran vencedor fue el fútbol.


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