Opinion | 07 Jun Tras un largo proceso, esta semana la Dirección Nacional de Medio Ambiente (Dinama) liberó su autorización medioambiental y Montes del Plata recibió la autorización para poner en marcha la planta de fabricación de celulosa, la que por primera vez iniciará un período de prueba en el complejo industrial en Colonia.
Igualmente, la producción de pasta de celulosa con la calidad necesaria para exportación demorará algunas semanas. Las autoridades de la empresa todavía no han fijado la fecha de inauguración, aunque se especula que tendrá lugar en el correr de este mes o principios del próximo.
Esta incorporación de una segunda planta de elaboración de celulosa en el Uruguay representa una inversión superior a los 2.000 millones de dólares, y en ella trabajarán en forma permanente unas 400 personas, para llegar a una producción anual de 1.300.000 toneladas.
Es por cierto una buena noticia para el Uruguay, el que en la década de 1980 todavía estaba vacío de árboles, y en poco más de dos décadas a partir de la ley de desarrollo forestal ha pasado a tener más de 800.000 hectáreas forestadas, y se piensa llegar próximamente al millón.
La asociación Arauco-Stora Enso tenía previsto iniciar la producción hace exactamente un año pero problemas vinculados a la infraestructura, fundamentalmente una pileta de tratamiento y un caño de contención que no cumplían con las condiciones exigidas por Dinama, demoraron la autorización.
Mientras tanto, se encuentra en funcionamiento la planta de UPM Botnia, y con la incorporación de esa segunda boca de procesamiento se llegará a la explotación de otras decenas de miles de hectáreas de bosques que han ingresado en la etapa de maduración, como se había previsto en la inversión inicial que permitió transformar el panorama del antiguo Uruguay vacío de árboles.
La nueva planta de Montes del Plata, junto a Botnia, consolidan al país como productor de celulosa y lo potencian en el mercado internacional de esta materia prima, lo que es muy positivo en lo que refiere a reciclaje de riqueza, en tanto se prevé llegar a concretar una tercera planta en el Este del país, donde también hay grandes explotaciones.
Igualmente, no debe perderse de vista que la celulosa es apenas un comienzo de valor agregado y que es solo materia prima para plantas en el mundo desarrollado, donde realmente se le da el proceso de industrialización, donde se aplica tecnología y se crean fuentes de trabajo con producciones de alto precio.
El desafío sigue planteado por lo tanto en concretar inversiones para dotar de valor agregado a la madera en nuestro país, que es un tema pendiente, porque hasta ahora han sido muy escasos los logros en esta materia, teniendo en cuenta que es una etapa clave para evolucionar a una siguiente fase de crecimiento.