Opinion | 13 Jun Durante buena parte de la Administración Bentos, su equipo jurídico llevó adelante el juicio de desalojo de los ocupantes del excine Astor. El edificio pasó a dominio de la Intendencia gracias a una decisión del Ministerio de Cultura, pero no pudo de inmediato acceder al mismo debido a que quienes habían estado vinculados laboralmente a alguna de las empresas que explotaron comercialmente el inmueble, como cine durante muchos años y como lugares bailables después, vivían allí.
Fue la Administración Bentos la que tomó la decisión de proceder judicialmente y así lo hizo, ejerciendo su derecho de propietario. Finalmente, la justicia falló definitivamente a favor de la Intendencia, después de superar todas las etapas de reclamación planteadas por la defensa.
Y los ocupantes abandonaron el lugar, ya entonces bastante deteriorado tras años y años sin mantenimiento. No obstante, todo lo que se hizo fue tomar la llave, cerrar el inmueble y nada más.
Ni que decir que Paysandú necesita una sala de mediana capacidad para su actividad cultural, bastante alicaída por otra parte, aunque ese tema merece un análisis aparte y ciertamente más profundo y completo.
Recuperar el Florencio Sánchez es ciertamente un orgullo, aun cuando queda mucho por hacer. Ver su sala a plena actividad es realmente un regocijo.
Pero una comunidad como la sanducera, sigue necesitando de espacios donde desarrollar actos culturales. Es cierto que claramente no se vive una época de apogeo en ese sentido, pero el tema vuelve a ser una vez más el huevo o la gallina.
Asimismo, queda claro que esta Administración no ejecutará la obra de recuperación del ex Astor simplemente porque no está prevista en el presupuesto quinquenal y ya no hay tiempo para encontrar algún mecenas que pueda financiarla.
Pero eso no quita que no puedan llevarse a cabo trabajos preparatorios, que al menos detengan el permanente deterioro de un lugar que supo ser el centro de esparcimiento de varias generaciones, con el cine primero y con noches de baile y diversión después.
No puede pedirse que se haga un proyecto a las apuradas y que se le “pinte la cara” al edificio. Por el contrario, debe ser pensado para beneficio de varias generaciones de sanduceros, con sala principal, sala de ensayos, camarines, oficina administrativa y más. Un verdadero centro cultural que Paysandú no tiene y que los tiempos que corren (y vaya si corren) demandan.
Pero si puede solicitarse, con rango de demanda, que esta Administración limpie y ponga en orden el edificio. Que le haga un mantenimiento previo para que la que venga sí pueda llevar adelante un verdadero proyecto de transformación. Eso, al menos, tiene que llevarse a cabo en estos meses.