Deportes | 16 Jun Es cierto: ni fenómenos antes, ni espantosos ahora. Lo bueno de la derrota ante Costa Rica es que se puso a Uruguay con los pies sobre la tierra.
Con esta siempre sufrida Celeste puede pasar cualquier cosa en los últimos tiempos. Pero más allá de que nadie esperaba una derrota ante Costa Rica, aunque es un resultado posible, lo que más llamó la atención fue el rendimiento de los futbolistas, y la pasividad, la falta de respuesta.
La selección la llevaba hasta el 1 a 0, pero sin jugar bien. Y si bien pudo liquidar al rival en ese primer tiempo, el equipo era inexpresivo, anunciado y sin sorpresa.
Algo esperado si se tiene en cuenta la ausencia de Suárez, para lo que Tabárez no tuvo un Plan B. Como tampoco para el planteo ultra sabido de los ticos, incluso comentado por el propio entrenador celeste el día previo al partido, en conferencia de prensa.
Más allá del pobre rendimiento del equipo a nivel individual, Tabárez se limitó a observar con cara desencajada sin poder atinar a un replanteo táctico, a intentar al menos lo que siempre pregona como primer paso, es decir limitar al rival.
Con esas facilidades, sin resistencia y sin que se lo lastimara, Costa Rica se sintió cómodo. Y los resultados están a la vista.
Es verdad que se ganó en algunas ocasiones sin Suárez. Fueron contadas, a nivel continental, pero no en un Mundial y sin jugar demasiado al fútbol.