Paysandú, Viernes 20 de Junio de 2014
Locales | 15 Jun A quien corresponda
Hace unos días debí concurrir a la mutualista por un estado gripal y el médico me recetó, aparte de la medicación adecuada, una licencia médica de cinco días. Como soy docente y no tengo nadie a mi alrededor que lo hiciera por mí, debí concurrir a la médica certificadora, la que atiende en el Instituto de Formación Docente, en la parte posterior, en un salón que me informaron pertenecía a un depósito y la “Sala de Espera” era a la intemperie o en el alero bajo un edificio de hormigón con columnas y sin reparo alguno.
Al llegar pregunté cómo era el sistema de atención y me informaron que era por orden de llegada. Al llegar la médica certificadora, entregó números respetando aquella hora de llegada. Había como 35 personas esperando esa atención. Los que pertenecían a Primaria entregaron lo que debían entregar y se retiraron enseguida y los demás seguían con el número entregado. A mí me tocó el número 17 de los 20 números entregados en este segundo grupo. Era un día de frío intenso, luego de una lluvia, y los que estaban allí, la mayoría, era la propia gente enferma como yo, que iba para ser certificado. La doctora demoraba con cada uno alrededor de 15 o 20 minutos.
Durante mi espera, cinco personas pasaron delante de todos para entregarle a la doctora certificados y que volverían al día siguiente. Pero todos los que estábamos allí, también debíamos entregar certificados, y sin embargo hacíamos la cola correspondiente.
Debo decir que hacía un frío horrible pues ese alero con columnas de hormigón, no tenía reparo ninguno y así llegamos al final, a las 19 horas, tiritando de frío, esperando a ser atendidos por un certificado (doble), pues el médico de la mutualista ya había indicado lo que debía a cada uno.
Pregunto: ¿No hay un lugar dentro del Instituto que pueda ser más agradable y adecuado para los pacientes que esperan allí? ¿No habrá alguna estufa para proporcionar un ambiente cálido? ¿No se podrá mejorar el sistema de certificación? Tiritábamos de frío. Fue inhumana la espera. Escribo esta carta en nombre de los enfermos que no tienen oportunidad de ser “escuchados” y que allí esperan burocráticamente a ser atendidos. Espero ser yo escuchada y que pronto se pueda ver un cambio en beneficio de estos seres humanos en desigualdad de condiciones porque están enfermos.
Una usuaria muy dolida
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