Paysandú, Viernes 20 de Junio de 2014
Rurales | 20 Jun Uruguay está inserto en un continente que está llamado a ser el proveedor de carne y otros alimentos de origen animal para el mundo en las próximas décadas, “para lo cual cada vez más se necesitará producir animales sanos y con bienestar, criados en forma sustentable y cuidando el medio ambiente”, dijo a EL TELEGRAFO, la doctora Stella Huertas.
La citada profesional disertó en las 42ª Jornadas Uruguayas de Buiatría, en donde analizó si “esto puede significar un obstáculo o una oportunidad, mayores costos o beneficios para el sector” y “qué rol cumple el veterinario en ejercicio liberal de la profesión en este aspecto”.
En las prácticas de cría de los animales productores de carne, se realizan algunos manejos rutinarios a nivel de los establecimientos rurales que si no se hacen adecuadamente pueden afectar la salud y el bienestar de los animales así como la calidad del producto final, en este caso la carne.
En Uruguay, ya desde el año 2003 se comenzaron a realizar estudios que demostraron que casi un 60% de los animales sacrificados para consumo en el país presentaban alguna lesión traumática (machucón) a nivel de la faena, que eran indicativas de maltrato durante las últimas etapas de vida de los animales, alcanzando pérdidas económicas importantes que ascendían a más de U$S 32 por animal, por causa de decomisos de cortes de carne deteriorada.
Luego de algunos años de difusión y capacitación de las buenas prácticas a los distintos actores de la cadena, se logró una reducción importante en los porcentajes de lesiones en las carcasas y consecuentemente de las pérdidas económicas.
Dentro de las organizaciones no gubernamentales, la Sociedad Mundial para la Protección de los Animales (WSPA) es la mayor ONG relacionada al bienestar de los animales, apoyando con expertos y material didáctico muchas de las capacitaciones no sólo en Uruguay sino en la región, como es el programa STEP sobre sacrificio humanitario de varias especies.
Ya sea a nivel de la industria como de la producción, la figura del veterinario está presente, actuando tanto desde el ámbito oficial como desde el privado y su accionar es cada vez más importante. El país en su conjunto está expuesto cada vez más a presiones de diversa índole en relación al bienestar de los animales, tanto desde el exterior (exigencias de los países compradores) como a través de la normativa nacional.
En Uruguay, la mayoría de los sistemas de cría de animales para producir carne son extensivos o semi extensivos, con una gran número de animales que pastan libremente sobre importantes extensiones de campo natural. “Durante el proceso de cría, se realizan una serie de prácticas tales como castración en los machos, descorne, descole (en ovinos), marcación a fuego (por ley en Uruguay), destete y aplicación de inyectables, para lo cual además del uso de técnicas cruentas y dolorosas para ejecutar las maniobras, se aplican métodos cruentos tanto para mover como para sujetar a los animales, provocándoles dolor y estrés”, dijo Huertas.
“Queda claro que muchas de estas prácticas si bien podrían no realizarse, pueden ser necesarias para cumplir con el fin que es la eficiencia en la producción de carne. Si las mismas se realizan inadecuadamente se ocasiona dolor a los animales y deterioro del bienestar y como consecuencia, de la calidad del producto”.
Recordó que a nivel internacional, “cada vez con más fuerza se está percibiendo la necesidad de evitar o disminuir el dolor en los animales durante las prácticas rutinarias. Esto ya se ve en el capítulo 7.9 del Código Sanitario para Animales Terrestres de la OIE (código terrestre): Bienestar Animal y sistemas de producción de ganado vacuno para carne.
Explicó que en el mencionado capítulo 7.9 del código terrestre, el mismo reza: “En el ganado vacuno de carne es frecuente llevar a cabo procedimientos quirúrgicos y no quirúrgicos para mejorar su rendimiento, facilitar la cría y mejorar la seguridad del hombre y el bienestar animal. Si estos procedimientos no se aplican correctamente, puede comprometerse el bienestar animal”.
CASTRACIÓN
La OIE dice en el Código Terrestre, que “cuando sea factible, los terneros deberán castrarse antes de la edad de tres meses.
Se deberá buscar asesoramiento de un veterinario sobre la disponibilidad y la conveniencia de aplicar analgesia o anestesia para la castración, particularmente en animales de más edad. Los operarios encargados de la castración deberán recibir una formación adecuada sobre el procedimiento utilizado y ser capaces de reconocer los signos de complicación”.
Muchos productores en Uruguay ya están castrando en las primeras etapas de vida de los terneros con resultados exitosos.
DESCORNE
“Cuando sea factible, el ganado deberá descornarse cuando el cuerno todavía esté en su fase inicial. Los métodos: ablación con un cuchillo, su cauterización térmica o la aplicación de una pasta química cáustica. Buscar disponibilidad y conveniencia de aplicar una analgesia o anestesia, sobre todo en más viejos, cuando el cuerno está más avanzado”.
De la misma forma, muchos productores en Uruguay ya están descornando en las primeras etapas de vida de los terneros sin inconvenientes así como cambiando sus rodeos para animales sin astas (polled).
MARCACIÓN A FUEGO
“Se recomienda la marcación por muescas, anillado en orejas, tatuajes, marcado en frío y dispositivos de radiofrecuencia (RFID). El marcado con hierro caliente deberá ser realizado por operarios experimentados, rápidamente y con el equipo apropiado”.
Uruguay ha adoptado el Sistema de Trazabilidad Individual en 2006 con lo cual paulatinamente se puede ir hacia la eliminación o minimización de la marca a fuego.
ENCUESTA
En estudios realizados recientemente en la Facultad de Veterinaria a través de una encuesta a 300 productores del Norte del Río Negro, los resultados mostraron que el 88% de éstos manifiesta no usar elementos cruentos (palos, picanas eléctricas, etcétera) para mover a los animales, el 53% no realiza la práctica de descorne porque crían animales sin cuernos (polled), el 51% de los productores dice que castra sus terneros en los primeros meses de vida y el 4% de ellos manifiesta usar anestesia.
En cuanto a la aplicación de inyectables, el 87% de los productores entrevistados manifestaron realizarla en la tabla de cuello del animal.
Según el profesor Paranhos da Costa (comunicación personal) en el norte de Brasil un alto número de productores ya no castra sus animales.
Como se percibe, cada vez más el veterinario deberá estar presente supervisando o realizando estas maniobras para garantizar el respeto al bienestar de los animales.
Es necesario contar con estudios más amplios a nivel nacional y regional como forma de obtener datos basados en nuestros sistemas de cría que difieren sustancialmente de los sistemas productivos de otros países y regiones tales como los países europeos, de donde provienen la mayoría de los datos científicos.
Así mismo, es necesario continuar difundiendo estas recomendaciones a los efectos de adoptarlas en las prácticas de rutina y la mejor forma es a través de la capacitación tanto de los profesionales como de los productores, personal a cargo de animales, etcétera.
A este respecto, la OIE también el en artículo 7.5.9 recomienda que: “Todos los responsables de la explotación deberán tener la competencia necesaria de acuerdo con sus responsabilidades y los conocimientos sobre cría de ganado, comportamiento, bioseguridad, signos generales de enfermedad y de los indicadores de falta de bienestar, como estrés, dolor, incomodidad y sobre la forma de aliviarlos”.
Stella Huertas indicó que “si bien la OIE es la organización de referencia en materia de salud y bienestar de los animales, la Unión Europea y sus reglamentaciones tienen particular relevancia para nuestro país ya que es uno de los principales compradores de nuestros productos de origen animal y actúa como referencia para el mundo”.
PROTECCIÓN EN LA MATANZA
En tal sentido, en setiembre de 2009 se crea en la Unión Europea el reglamento CE 1099/2009 relativo a la protección de los animales en el momento de la matanza.
El mismo establece normas sobre la matanza de animales criados o mantenidos con vistas a la producción de alimentos, lana, cuero, piel u otros productos. Entró en vigor el 1º de enero de 2013 y concierne a terceros países que exporten a UE, dentro de los que se encuentra Uruguay.
Uno de los aspectos relevantes de este reglamento es que exige nivel de competencia y certificado a los operarios de las plantas (artículo 7) y la creación de la figura del Encargado del Bienestar Animal (EBA) en cada planta que reporte a los dueños de la empresa, con amplia responsabilidad y que posea certificado de competencia.
Para cumplir con estas recomendaciones, es necesaria la conjunción de esfuerzos entre todas las instituciones públicas y privadas relacionadas a los animales de producción, así como el rol activo del Centro Colaborador de la OIE y de los programas de Educación Permanente de la Universidad.
En 2009 se crea la Ley 18471 sobre Tenencia Responsable de animales cuya reglamentación se ha efectivizado en marzo de 2014. Ésta estableció que “el veterinario está llamado a desempeñar un rol trascendental desde todos los ámbitos, promoviendo la aplicación de las normas de la OIE y las buenas prácticas con animales, contribuyendo a generar una mayor conciencia en todos los operadores (productores, transportistas, industriales) sobre el bienestar de los animales y la calidad del producto; ayudando a mejorar la calidad ética del producto --tan buscada en países desarrollados-- con miras a continuar llegando a los mercados muy exigentes y por ende contribuyendo a la rentabilidad de todo el sector.
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