Paysandú, Viernes 27 de Junio de 2014
Deportes | 20 Jun Después de 28 días de haber sido operado de los meniscos de la rodilla izquierda, Luis Suárez disipó todas las dudas y dejó en claro que está de vuelta. Demostró en la cancha que estaba para jugar, que mantiene intacto su instinto goleador, y lo selló con dos goles que hicieron tambalear a Inglaterra y revivir a la Celeste.
No pudo disimular la emoción. Las lágimas y el nudo en la garganta estuvieron en cada nota que se le hizo, y en cada una de ellas, como lo hizo en la cancha, agradeció a su esposa, sus hijos y a Walter Ferreira, el kinesiólogo de la selección uruguaya al que abrazó en medio del festejo del primer gol, y señaló al mundo para que el veterano profesional, que lucha contra el cáncer, fuera ahora una figura casi tan conocida como el “Pistolero”.
Pero también le dedicó su actuación a los que dijeron que tenía que demostrar en un Mundial todo lo que había mostrado jugando en el fútbol inglés. Suárez afirmó que en los días previos imaginó esta vuelta. “Lo soñé”, dijo con la voz entrecortada apenas terminó el partido. “Y lo estoy disfrutando, por todo, y por las críticas que recibí. Acá tienen”, afirmó. Y fue más allá: “por todo lo que se dijo cuando me lesioné, por las dudas sobre mi condición. Para los que dudaban de que estaba al 50%, que en esta clase de partidos había que demostrar”, dejando en claro que las palabras iban para el técnico inglés, lo que finalmente aseguró.
El delantero, autor de los dos goles de Uruguay, sentenció que “volví con las ganas de siempre, con la adrenalina con la que se juega esta clase de partidos. Y colaborar con estos dos goles siempre sirve”.
Consultado por los goles y lo que sintió en cada una de las anotaciones, el goleador confesó que previo al segundo gol, el que le dio el triunfo a los celestes, hacía 20 minutos que estaba acalambrado. “En el primer gol la sensación fue de alivio. Y en el segundo, hacía 20 minutos que estaba acalambrado y tenía ganas de salir, pero algo me decía que me tenía que quedar en la cancha”.
Y volvió a repetir “lo soñé. Era algo que me imaginé muchísimas veces, pero tenía que calmarme porque las ansias podían perjudicarme. Y en el segundo gol cerré los ojos y le pegué”.
Suárez aseguró que su esposa y sus dos hijos desde la tribuna, así como sus compañeros en el banco de suplentes y el calor de los uruguayos en el estadio y en nuestro país, “me dieron fuerzas para quedarme”.
“Ver a mi familia en la tribuna, todo lo que sufrí en estos días porque hasta se reían de mí. Y no podía olvidarme de Walter (Ferreira), porque si no fuera por él... Tenía una molestia antes del partido, no del menisco, y me decía que siguiera porque me iba a olvidar”, agregó.
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