Paysandú, Domingo 29 de Junio de 2014
Rurales | 25 Jun La utilización de novillos Holando puede surgir como “una buena alternativa de producción en sistemas intensivos en donde son capaces de demostrar su alta eficiencia de conversión”, dijo a EL TELEGRAFO, el ingeniero agrónomo Ramiro Zanoniani, investigador y docente de la Estación Experimental “Dr. Mario A. Cassinoni” (Eemac) de Facultad de Agronomía.
El profesional sanducero, que participó como disertante de las pasadas 42ª Jornadas Uruguayas de Buiatría, indicó que “existe una brecha importante en la producción actual en nuestros sistemas de producción”.
Dijo que “las ineficiencias en la utilización de la energía solar en verano y otoño limitan el aumento en la productividad primaria y determinan una mayor utilización de suplementos”. Sostiene que “la menor productividad del otoño determina una menor carga en el sistema y/o una sobredotación que condiciona la productividad y persistencia de las pasturas e impide una correcta utilización de los excedentes primaverales”.
Para Zanoniani “la siembra tarde, el mal control de maleza, la escasa fertilización y la falta de mezclas de especies perennes complementarias (gramíneas y leguminosas), dejan un prolongado período de tiempo descubierto al suelo lo que aumenta la erosión del mismo, la pérdida de nutrientes, la compactación edáfica y el mayor uso de herbicidas si se enmalezan, determinando una baja sustentabilidad del sistema”.
“La aplicación inadecuada de la tecnología “es la principal determinante de la baja productividad actual y del grado de deterioro de nuestros sistemas, por lo que políticas que promuevan una adecuada adopción de las mismas es fundamental para aumentar la producción pecuaria de nuestro país”.
CONSECUENCIA
“La utilización de esta raza a nivel de los experimentos y de su validación nunca fue un objetivo, sino más que nada una consecuencia”, enfatizó el entrevistado. “La existencia de terneros Holando subproducto de la actividad lechera determinó un insumo generalmente olvidado y subvalorado que posibilitó contar con el stock necesario para llevar adelante el pastoreo animal. Sin embargo luego de más 15 años de trabajo se destacan atributos favorables de la misma”.
“Si bien poseen un alto costo de mantenimiento que determina una importante pérdida de peso cuando el forraje es limitante y de escasa calidad (pasturas naturales o sembradas mala productividad), la eficiencia de conversión es muy alta cuando la calidad y disponibilidad es correctamente ajustada”, dijo.
De acuerdo a lo indicado por Zanoniani, “uno de los principales problemas de manejar pasturas sembradas de alta producción con leguminosas como Trébol blanco y Alfalfa en la mezcla es la posibilidad de problemas de meteorismo, sin embargo nunca fue necesario la utilización de antiespumantes o medidas de manejo especiales para evitar el mismo. En este sentido no se han producido muertes por este trastorno en los años de evaluación, trabajándose con tamaños de franja que permiten pastoreos con 10-15 días de permanencias y animales entre los 250 y 750 kilos de peso vivo”.
Acotó que “son de los animales de mejor relación compra/venta ya que el precio final es prácticamente igual al de compra o en algunos casos puede ser mayor, lo que determina que se tenga una mejor estabilidad de precio y mejor presupuestación de los ingresos-egresos. Además la variación de su precio de un año a otro no es tan marcada por lo que el capital inmovilizado en el stock no sufre grandes variaciones, determinado que el objetivo primario sea producir mucho y no especular con los precios”.
Por último, el técnico de la Eemac indicó que “debe hacer notarse un aspecto fundamental, su menor precio determina que muchas veces se utilice en sistemas de producción con baja cantidad de alimento, lo que resulta que se constituya una de los razas menos rentables en estas condiciones”
PASTOREO ROTACIONAL
En un sistema de pastoreo rotacional, “el intervalo entre defoliaciones está determinado por el período de descanso (entre dos defoliaciones sucesivas). Si el período de descanso es más corto que el tiempo de vida promedio de las hojas de las especies consideradas, la eficiencia de utilización del forraje será optimizada, pero si es más largo, una proporción de tejido foliar llegará a la etapa de senescencia antes de la siguiente defoliación, y la eficiencia de utilización disminuirá”, sostuvo.
“Pastoreos severos favorecen la utilización del forraje ofrecido, pero provocan descensos en la producción debido a una menor área fotosintéticamente activa, lo cual determina a largo plazo en una menor cantidad de biomasa cosechada por el animal. Por el contrario, en pastoreos muy aliviados, si bien se hace máxima la producción de forraje, una considerable proporción del alimento utilizable por los animales es desperdiciada.
Expresó que “una baja producción de carne puede ser consecuencia de una baja calidad o cantidad de forraje consumido debido a un elevado número de animales por unidad de superficie; pero también puede aparecer en condiciones de forraje abundante y alta calidad siendo este pastoreado a una baja carga. Por lo tanto, la producción animal es la consecuencia de la producción de forraje, eficiencia de cosecha, calidad del alimento y eficiencia con que ese alimento es convertido en producto animal”.
En tal sentido, manifestó que “el consumo y selectividad animal bajo pastoreo tiene una importancia fundamental en determinar la productividad y la eficiencia global de los sistemas pastoriles”.
En cuanto a la ganancia por hectárea, “la mayoría de los investigadores coinciden que la relación entre la producción por hectárea y el aumento en la presión de pastoreo es curvilínea, con respuesta decreciente en ganancia de P.V. frente a nuevos incrementos en la presión de pastoreo.
En su presentación, dijo que “otros como Jones y Sandland, proponen un modelo lineal con disminuciones constantes frente a incrementos uniformes en la presión de pastoreo, el cual predice que valores de ganancia por animal negativos ocurrirán a cargas mayores al doble que la carga óptima, a diferencia del modelo de Mott (1960) que predice que esto pasará con un 50% más de animales por encima de la carga óptima.
Por otro lado Peterson, “menciona que la relación entre la cantidad de alimento ajustada por animal y la ganancia diaria presentan una relación casi lineal cuando la cantidad de forraje es restringida. En este sentido el manejo de la carga animal constituye la variable a considerar en la interacción pastura/ animal, la oferta de forraje (OF) nos permite regular la misma para obtener una adecuada productividad animal y una buena persistencia productiva de la pastura.
Además, el manejo de adecuadas ofertas de forraje es fundamental para el logro de aceptables producciones de forraje, en referencia a una mezcla perenne de segundo año. Mencionan que a bajas asignaciones (2,0% P.V.) se logran buenas producciones de carne por hectárea, pero esto en el mediano plazo es contraproducente, ya que si bien se obtienen altos porcentajes de utilización de forraje se afectan los componentes de la mezcla sembrada, aumentando la proporción de malezas y de suelo descubierto, perjudicando la producción futura de la misma. A altas asignaciones (9,5% P.V.) la producción de carne obtenida es similar al caso anterior, pero implica la remoción del estrato alto de la pastura impidiendo así el pasaje de luz a los estratos inferiores, lo cual afecta el stand de plantas y por ende la producción futura de la pradera.
Por lo tanto, se podría concluir que ninguno de los dos extremos son aconsejables, sino que se debe encontrar el punto de equilibrio que permita obtener buenas producciones de carne y forraje sostenidas en el tiempo.
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