Paysandú, Sábado 05 de Julio de 2014
Opinion | 30 Jun Una de las medidas que son consecuencia de la “vendetta” del gobierno argentino por la “desobediencia” uruguaya a las “órdenes” que ha pretendido dictarnos el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner a partir de su canciller Héctor Timerman, ha sido sin dudas la prohibición de que las cargas argentinas sean transbordadas en puertos del Mercosur que no han suscripto el acuerdo regional sobre transporte marítimo, que fue ratificado por todo el bloque menos por Uruguay.
Le sucede a un medida orientada en la misma dirección respecto a las cargas que se transportan por la hidrovía Paraguay-Paraná-Uruguay, en clara afectación del movimiento de cargas en el puerto de Nueva Palmira, pero seguramente la mayor contundencia negativa de estas medidas tiene que ver con el enclave logístico del Uruguay en el esquema de puertos de la región. Paralelamente, comenzó a regir la resolución que incrementa los costos para los exportadores paraguayos, generando un “golpe” al puerto de Nueva Palmira.
Los convoyes que bajan por la hidrovía hasta Rosario pueden venir en una sola unidad con hasta 30 barcazas pero a partir de allí por razones de “seguridad” de la navegación en el Paraná pueden continuar solo de a 16 barcazas. Asimismo se aplica una nueva disposición que establece que hasta Nueva Palmira se reduce a ocho barcazas, con lo que los exportadores tienen que dividir el convoy y hacer aduanas y usar remolcadores argentinos, entre otros otros gastos portuarios que afectarán a Nueva Palmira.
Los operadores estiman que en realidad es una medida de castigo hacia la competitividad que tiene Nueva Palmira respecto a las terminales argentinas, ligado al hecho de que en poco tiempo a partir del sonado diferendo por el aumento de la cuota de producción de UPM Botnia, ya desde el año pasado, se han sucedido medidas coincidentes unilaterales desde Buenos Aires que afectan sensiblemente al Uruguay.
En su momento, el canciller Luis Almagro dijo en comisión legislativa que la idea era acudir a los tribunales del Mercosur, lo que sin dudas ha sido un exceso de optimismo, por cierto, desde que la orgánica del acuerdo regional jamás ha funcionado ni ha solucionado alguno de los planteos trasladados para su dilucidación y --en el mejor de los casos-- se trata de procesos de largo aliento y sujetos a tantos avatares que en la práctica resultan en frustración tras frustración.
Este panorama que se ha agravado con el paso de los meses ha dado lugar a un planteo en las últimas horas de operadores portuarios privados que solicitaron mayor dureza ante las medidas argentinas contrarias a los intereses del país, en tanto el presidente de la Administración Nacional de Puertos (ANP), ingeniero Alberto Díaz, señaló que la carga de exportación argentina –perdida por la determinación de ese país a que transborde en puertos uruguayos-- ha sido suplida en buena parte por la mercadería paraguaya, que comenzó nuevamente a incrementarse luego de algunos años en baja.
Díaz reconoció a su vez las falencias en infraestructura que aún padecen los puertos locales, aunque aseguró que pese a todo el movimiento de contenedores sigue en alza.
El presidente de Nobleza Naviera, Américo Deambrosi, al analizar el escenario, destacó el papel del puerto de Nueva Palmira como punto de salida de más de cinco millones de toneladas de granos anuales, pero lamentó las trabas “de nuestros vecinos, que no nos dejan crecer” y reconoció que a pesar de estas acciones, la terminal palmirense crece a un 10 por ciento anual.
Igualmente estimó que Uruguay debería concurrir al Tribunal Internacional de La Haya para denunciar estas trabas y subrayó que “creo que tenemos una actitud demasiado pasiva con Argentina”, en tanto Mario Baubeta, expresidente del Centro de Navegación, consideró que debido a las determinaciones argentinas el puerto de Montevideo tendrá una afectación del 30 por ciento de la actividad frente al año pasado y una pérdida operativa de más de 200.0000 teus de contenedores en tránsito entre llenos y vacíos, lo que significa una prestación de servicios de alrededor de 100 millones de dólares. Reflexionó igualmente que la reducción del tamaño de los convoyes en navegación a Nueva Palmira acentuó las desventajas competitivas respecto a las terminales argentinas.
“Un convoy llega a las terminales argentinas con 42.000 toneladas, mientras que a Nueva Palmira arriba con 16.000 toneladas”, puntualizó.
La respuesta, según el presidente de la ANP, pasa por priorizar las cargas paraguayas y participar activamente en la carga granelera, de forma de compensar el movimiento de contenedores.
Tonelada más, tonelada menos, el tema es que la constante es la incertidumbre, pesa a las acciones positivas para recuperar carga paraguaya, pero sobre todo, ante los errores cometidos, debe asumirse plenamente qque los lazos ”solidarios” de gobierno a gobierno con su par de la otra orilla solo han resultado enunciados vacíos, y en toda esta sucesión de solidaridades ideológicas el país ha dejado prendas del apero por el camino, incluyendo un Mercosur que se ha transformado en un club de amigos pero en el que Uruguay solo ha sido ladero de las veleidades de Brasil y sobre todo argentinas.
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