Paysandú, Domingo 06 de Julio de 2014
Opinion | 03 Jul La protección de los bienes naturales que conforma parte de la riqueza ecosistémica de un país es un capítulo importante en la calidad ambiental de los países y la preservación de su biodiversidad. No obstante, las prácticas humanas relacionadas a la producción y la industria suelen ser factores que generalmente degradan y depredan, siendo bastante tardías y difusas las acciones para contrarrestarlas. El responsable de la salvaguarda de esos bienes es responsabilidad de los estados pero también un derecho de la población.
Con la finalidad de impulsar armónicamente la integración de las poblaciones y la naturaleza, a fin de promover un desarrollo sostenible mediante un diálogo participativo, el intercambio de conocimiento, la reducción de la pobreza, la mejora del bienestar, el respeto a los valores culturales y la capacidad de adaptación de la sociedad ante los cambios, es que la Unesco creó las denominadas “Reservas de Biosfera”. Las mismas se conciben, por definición de dicho organismo de las Naciones Unidas, como “zonas de ecosistemas terrestres o costeros y marinos, o una combinación de los mismos, reconocidas como tales en un plano internacional” en el marco de un programa específico de Unesco.
Recientemente, el Consejo Internacional de Coordinación del Programa sobre el Hombre y la Biosfera, integrado por representantes de los 34 países miembros de la Unesco acordó añadir 13 nuevos sitios a la Red Mundial de Reservas de Biosfera, que cuenta así con un total de 631 sitios en 119 países. En esta oportunidad se resolvió la incorporación de reservas en Albania, Argentina, Ecuador, Francia, Italia, Japón, Kazajstán, Malasia, Reino Unido, República Popular Democrática de Corea y Uruguay.
El sitio ingresado como reserva de biosfera en nuestro país es el denominado Bioma Pampa – Quebradas del Norte. Esta reserva tiene una superficie de 110.882 hectáreas y comprende un mosaico de ecosistemas variados. Es una zona de praderas templadas importante donde anidan numerosas especies de aves, además de localizarse allí algunas especies raras de anfibios y reptiles.
La reciente incorporación es importante desde el punto de vista de la conservación y el desarrollo sustentable, especialmente porque actualmente existen graves amenazas sobre la conservación de las praderas y menos de un 1% de ellas goza de protección. Asimismo, es beneficiosa la consideración de la protección cultural en un sentido amplio, lo que en este caso comprende por ejemplo a las tradiciones propias del hombre de campo, dedicado fundamentalmente al cuidado de ganado.
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