Paysandú, Martes 08 de Julio de 2014
Locales | 01 Jul En circunstancias en que en El Observador, en su edición dominical de hace dos semanas, se analiza un informe técnico sobre la situación actual de la actividad ferroviaria, donde entre otros aspectos se señala que el total de toneladas que se ha proyectado transportar durante el año actual es de 800.000, cantidad muy reducida sin duda, y se informa que la plantilla actual de empleados es de 800, pero que se han de concretar retiros incentivados como consecuencia del plan de reestructura elaborado, es oportuno indicar que con el mismo título del presente comentario quien es responsable de esta columna también ha abordado con anterioridad el tema para destacar la necesidad que desde años existe para hacer efectiva tal rehabilitación. Y es también pertinente expresar que, en informe realizado para reciente seminario sobre el tema por quien actualmente ejerce la presidencia de AFE, se expresa que se pretende llegar en el futuro inmediato a duplicar la carga que actualmente se transporta.
A ello es también necesario agregar que se ha llamado a licitación en fecha reciente para reparar un tramo importante de vías hacia la zona del litoral, lo cual contribuye a informar que se están encarando en estos momentos trabajos que, sin duda, entran entre los que es menester culminar cuanto antes en tema tan importante para el país.
Como con reiteración se ha expresado en esta columna y en otros comentarios, las políticas seguidas en materia relacionada con los ferrocarriles fue, desde hace muchas décadas, equivocada, pues se oponían dificultades a la empresa ferroviaria por considerarla imperialista, y el resultado de ello fue que cuando el gobierno nacional se hizo cargo de la totalidad de los servicios, y paralelamente creó AFE, recibió un conjunto de locomotoras, vagones, otros materiales rodantes, vías e inmuebles que no había tenido desde hacía mucho tiempo un adecuado mantenimiento. Y fue complemento desfavorable de ello lo siguiente: el Estado, desde entonces, no aplicó tampoco una política eficaz para corregir, oportuna y adecuadamente, las consecuencias de tal situación. Tampoco una política adecuada para la coordinación de todos los transportes, de cargas y de pasajeros, no obstante su indudable cualidad de indispensable.
Lo dicho no pretende, en absoluto, buscar responsables, porque se debe entender que las responsabilidades alcanzan a la colectividad toda, y que lo importante es realizar todos, con tesón, el mayor esfuerzo por reducir la desfavorable incidencia del alto número de errores acumulados en tanto tiempo para lograr la indispensable rehabilitación y coordinación de servicios tan importantes.
Es oportuno recordar, como elemento que contribuye a marcar la especialidad del caso, que, a diferencia de los demás servicios de transporte por tierra, el ferrocarril debe construir y mantener sus rutas, con el costo que ello significa, en tanto es la colectividad toda la que construye y mantiene las carreteras. En compensación, lo que transporta el ferrocarril tiene un costo por tonelada/kilómetro inferior al carretero, y a ello se agrega la mayor duración en general del material ferroviario. Pero son dos formas de transporte indispensables que deben coexistir y complementarse coordinadamente.
Expuesto lo anterior, señalado la necesidad de que ambos sistemas de transporte actúen de modo coordinado, corresponde recordar un concepto que con anterioridad se ha citado en esta columna, transcripto de un reportaje inserto en el suplemento “El empresario” de El País de Montevideo, en el cual, quien dirige una empresa constructora expresó que “el ferrocarril le puede cambiar la vida al país, sobre todo para la radicación de proyectos porque para transportar grandes volúmenes no hay cosa más eficiente que el ferrocarril”.
Agregó que en el país “hay mucho para hacer” y que “recién ahora se empezó a ver con conciencia el transporte ferroviario por la explosión que ha tenido el país a nivel de agroindustrias en los últimos años”, y que “falta desarrollar puertos para sacar la mercadería al exterior”. Y, sin perjuicio de recordar que también ha incidido el incremento del material forestal, se debe subrayar que el razonable uso del ferrocarril ayuda a reducir el deterioro que el empleo de camiones con grandes pesos en mercaderías incide en el deterioro de las carreteras.
La falta de servicios ferroviarios suficientes dificulta la tarea de conexión del transporte de cargas arribadas por vía marítima con los diversos centros poblados, algo que refiere a la necesidad de que exista adecuada logística en materia de transportes.
Se entiende que lo expuesto es suficiente para volver a explicar, aunque sucintamente, los fundamentos básicos que acreditan por qué es, sin la menor duda, indispensable la rehabilitación de los servicios ferroviarios en el país.
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