Deportes | 01 Jul Escenario: Estadio Beira Rio de Porto Alegre. Árbitros: Sandro Ricci, Emerson De Carvalho y Marcelo Van Gasse (Brasil).
Alemania: Neuer, Mustafi (70´Khedira), Mertesacker, Boateng, Höwedes, Lahm, Schweinsteiger (108´Kramer), Özil, Götze (46´Schürrle) y Müller. DT: Joachim Low.
Argelia: Mbolhi, Mandi, M-Sbaa, Belkalem, Halliche (97´Bouguerra), Ghoulam, Taïder (77´Brahimi), Lacen, Feghouli, Slimani y Soudani (100´Djabou). DT: Hong Myungbo.
Goles: 92´Schürrle (ALE), 120´Özil (ALE), 120´Slimani (ARG). Amonestados: 42´Halliche (ARG), 107´Lahm (ALE).

Fue el gran partido del Mundial. Argelia se despidió de pie, aplaudida por el mundo entero ante una Alemania que ganó con lo justo, que estuvo contra las cuerdas pero que superó una prueba dificilísima, casi impensada.
Así, el teutón ganó por 2 a 1, y clasificó para afrontar los cuartos de final frente a Francia, ante el que deberá refrendar la chapa de candidato con la que llegó a una cita mundialista en la que ha ido de más a menos.
Porque después de lo que fue la gran presentación ante Portugal, el equipo se Low se fue desinflando aunque, eso sí, cumpliendo con los compromisos.
Pero pintaba para superar fácil la instancia de los octavos, y sufrió de lo lindo ante un rival que corrió a lo largo de 120 minutos intensísimos, en los que se cambió ataque por ataque, prácticamente sin pasar por la mitad de la cancha.
Fue palo y palo, con los argelinos yendo al arco alemán, que se salvaba y respondía para que el golero rival respondiera una y otra vez.
Así, con el cero tras los 90 minutos después de infinidad de ocasiones de gol, fue tiempo de alargue. Y apenas comenzado Alemania abrió el tanteador con una lujosa definición.
Argelia no se entregó y de este lado de la pantalla seguramente los uruguayos gritamos y alentamos a un equipo que no se rindió nunca.
Los de verde siguieron corriendo pese a los calambres. Y el empate estuvo más que cerca. Era merecidísimo, pero no había caso.
Hasta que Özil, justo cuando Argelia parecía tenerlo, lo liquidó. Es cierto: llegó enseguida el descuento que por acá fue gritado a rabiar más allá de que sirvió de poco. Pero fue el partido del Mundial.
Fue palo y palo, pero solo uno podía pasar.