Paysandú, Miércoles 09 de Julio de 2014
Rurales | 02 Jul Existe un 60 por ciento de probabilidad de que entre junio y agosto se instale plenamente un episodio de El Niño, y esa probabilidad es de entre 75 y 80 por ciento para el período de octubre a diciembre, según el Boletín El Niño/La Niña, publicado por la Organización Meteorológica Mundial (OMM), que tiene sede en Ginebra.
El reporte recuerda que el fenómeno de El Niño se caracteriza por temperaturas inusualmente cálidas de la superficie del océano en la zona central y oriental del Pacífico tropical y por una configuración característica de la circulación atmosférica.
Se trata de un fenómeno natural que se produce periódicamente cada dos a siete años y tiene gran influencia en el clima mundial. Este fenómeno se registró por última vez en 2009/2010.
En Uruguay, una fase de El Niño se caracteriza por mayor probabilidad de lluvias y temperaturas medias por encima de lo normal. Por lo tanto, las expectativas --de confirmarse los pronósticos--, son de un segundo semestre del año más cálido y lluvioso que lo normal.
Guadalupe Tiscornia, bióloga integrante de la Unidad Grass del INIA, comentó a Tardáguila Agromercados que por el momento todos los institutos que realizan proyecciones climáticas están manejando una mayor probabilidad de que se trate de un Niño leve. Esto implicaría que podría estar lloviendo algo más de lo normal hacia la primavera o verano, dado que en esta región del mundo los efectos de El Niño son más palpables en esas estaciones y no tanto durante el invierno.
En lo que refiere a la producción agropecuaria, una fase de El Niño tiene consecuencias positivas y negativas a la vez. Por ejemplo, es potencialmente negativo para los cultivos de invierno, fundamentalmente por las mayores probabilidades de enfermedades que tiren abajo los rendimientos. Además, si las condiciones climáticas son más cálidas y húmedas fundamentalmente durante la primavera, crecen las probabilidades de ataques de fusarium durante la floración.
En otras producciones, caso de la ganadería --de carne y de leche--, o de los cultivos de verano de secano, las expectativas de una primavera y verano más lluviosas que lo normal son altamente ventajosas, pero hay otras producciones --la uva, el arroz--, para las que no son convenientes.
Durante los episodios de El Niño, el desplazamiento de la actividad tormentosa hacia el Este, de Indonesia al Pacífico central, puede generar condiciones inusualmente secas en el norte de Australia, Indonesia y Filipinas. Asimismo, durante el invierno del hemisferio norte suelen observarse condiciones más secas de lo normal en el sureste de África y el norte de Brasil.
Durante el verano del hemisferio norte, las lluvias del monzón índico suelen ser menos abundantes de lo normal, en particular en el noroeste de India, donde se producen daños en cultivos.
A lo largo de la costa occidental de la región tropical de América del Sur, se observan condiciones más húmedas de lo habitual, así como en latitudes subtropicales de América del Norte (la costa del golfo de México) y América del Sur (el sur de Brasil y la región central de Argentina).
PRIMAVERA-VERANO
Por otra parte, diferentes meteorólogos han advertido que existe un alto porcentaje de posibilidades de que la próxima primavera-verano sea un período Niño, y algunos de ellos lo comparan con lo ocurrido en la temporada 1997-1998, que trajo graves consecuencias en muchas zonas del continente americano. Ese año la temperatura del mar subió 7,5 grados y fue considerado un Niño muy fuerte.
En Uruguay, ese año tuvimos una primavera lluviosa en el departamento de Rocha. En diciembre se registraron 235 milímetros, el comienzo del verano de 1998 fue un poco seco pero en abril llovieron 254 mm.
Se registraron en el período de agosto 1997 a julio 1998, 1.504 milímetros.
A nivel de América del Sur, los meteorólogos prevén en la próxima primavera-verano lluvias mayores a lo normal en Chile, Perú, Ecuador, Argentina, Uruguay y sur de Brasil. Se prevén falta de lluvias en el resto de Brasil, Paraguay, Bolivia, Colombia y Venezuela.
La denominación de El Niño se debe a que hace muchos años los pescadores en el norte de Perú percibieron que las aguas frías de la corriente de Humbolt se calentaban en la época navideña y cuando ello ocurría desaparecían los cardúmenes de la zona ya que éstos iban a buscar temperaturas frías hacia el sur, quedándose sin poder pescar.
Como de dio en la época de Navidad lo asociaron al nacimiento del “niño Jesús”, de allí su nombre. Actualmente se detectan mediante boyas flotantes a diferentes niveles del mar, satélites, registrando las temperaturas a diferentes niveles, los vientos y las corrientes de agua.
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