Paysandú, Viernes 11 de Julio de 2014

Entre los avances tecnológicos y los intereses sectoriales

Opinion | 11 Jul Mientras el gobierno celebra que desde la ONU se haya destacado que Uruguay es el primer país en la región en temas de gobierno electrónico, y tercero en el mundo en servicios en línea, ha surgido paralelamente fuerte oposición a la inclusión de aplicaciones electrónicas precisamente en taxis de la capital, en una postura que apoya la Intendencia frenteamplista de Montevideo, poniendo como argumento que esta innovación afectaría numerosos puestos de trabajo en el servicio de radio de apoyo a los taxímetros.
En el gobierno nacional el prosecretario de la Presidencia, Diego Cánepa, sostuvo que los avances registrados en esta materia, en base a los resultados de la medición internacional a cargo de Naciones Unidas, son la verdadera reforma del Estado, un tema que el Frente Amplio impulsó su desarrollo desde el inicio de la gestión.
Es así que hoy a Uruguay se le reconoce su avance en la creación de herramientas para que los ciudadanos puedan realizar trámites en línea. En la gran mayoría de los indicadores elaborados por el reporte de ONU el país creció, pero el desafío del gobierno es que la población sea consciente de su existencia y los empiece a usar, según manifestó el jerarca.
Sin embargo no debe perderse de vista en esta problemática que desde la óptica de los sindicatos, así como para muchos gobernantes que se mimetizan con decisiones sindicales y que tienen una fuerte interrelación con las políticas que lleva adelante el gobierno, los avances tecnológicos no son recomendables, y es más, se oponen a ellos, pues consideran que puede registrarse la pérdida de puestos de trabajo como consecuencia de su aplicación, y en esta línea se encuentran por ejemplo jerarcas de la Intendencia capitalina.
En este sentido Hugo Bosca, director de Tránsito de la Intendencia de Montevideo, declaró que “lo mejor que nos puede suceder es tener una fuerte regulación en el taxi y que no se apliquen las nuevas tecnologías”, porque a su juicio se ponen en peligro “las radios” de comunicación de los taxis, donde hay decenas de puestos de trabajo de mujeres, en tanto las aplicaciones que se bajan para pedir taxis por el usuario sin intervención de la radio, pagan impuestos en el extranjero.
Ocurre que se pueden descargar de Internet aplicaciones (programas) gratuitas que permiten llamar directamente al taxi desde el teléfono celular, tablet o computadora, con una precisa información. Estos sistemas ya se están utilizando por muchas personas en Montevideo y de esta forma ha surgido una alerta en el gremio que nuclea a los patrones del sector respecto a la posibilidad de que buena parte de estas funcionarias pasen al seguro por desempleo. Aunque ciertamente, el principal problema inicial era que con este sistema toda la “central de taxis” pasa a ser prescindible, porque la aplicación contacta directamente al chofer de la unidad, sin necesidad de intervención de terceros. Pero Bosca reafirmó su visión de que la comuna tiene que regular el transporte público y que estas aplicaciones “traerían aparejada una desregulación del servicio”, algo que para la izquierda es pecado capital.
Por su lado el presidente del Suatt, que nuclea a los trabajadores del taxis de todo el país --uno de los gremios más fuertes de Montevideo, con importante respaldo en el gobierno--, evaluó que el tema de fondo sigue siendo que la inclusión de tecnología hace perder fuentes de trabajo. “La patronal del taxímetro hoy está queriendo regular a partir de que sus ganancias se ven afectadas y está utilizando de rehén a los trabajadores”, y dijo que en este caso la patronal no está preocupada por los trabajadores, “sino por sus ganancias. Quieren hacer en un mes lo que no hicieron en diez años, que se legisle a favor de ella”.
Sin dudas que como en todos los órdenes de la vida, se están planteando concepciones que como regla anteponen intereses propios al interés general, que en este caso está representado por los usuarios de los servicios de taxi, quienes son precisamente a los que no se ha pedido opinión a la hora de las decisiones y se intenta decidir por ellos, más allá de su conveniencia.
Pero estamos en un mundo globalizado, en el que la tecnología se impone y ha sobrepasado las barreras artificiales levantadas por intereses corporativos que, como en este caso, tratan de frenar su avance para seguir viviendo en el pasado y aferrados a puestos de trabajo de otras épocas que son considerados como el bien preciado a cuidar por encima de los avances y la reconversión laboral.
A modo de ejemplo, en su momento el sindicato de Antel se opuso a la instalación de las centrales digitales y pretendía que se mantuvieran las viejas centrales de teléfonos electromecánicas para no perder puestos de trabajo en el ente, tratando de frenar las nuevas tecnologías en aras del interés corporativo. Por supuesto, las centrales se instalaron, así como también se popularizaron los faxes en su momento –otra tecnología “capitalista”-- porque no se puede quedar anclado en tecnologías obsoletas. Por otro lado, cuando se trata de empresas entre las que hay libre competencia, la disyuntiva es actualizarse o simplemente desaparecer por la vía de la pérdida de clientes, ya sea en servicios como en la venta de bienes. Aun cuando se trata del taxi, un transporte fuertemente subsidiado en Montevideo.
Pero los avances se imponen siempre, por más que haya burócratas e intereses sectoriales que pretendan frenarlos, porque así se ha escrito la historia de la humanidad, porque así se hizo realidad la revolución industrial en su momento y los avances que en todas las áreas han contribuido a modernizar el mundo y mejorar la calidad de vida, por encima de las circunstancias y las coyunturas.


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