Paysandú, Sábado 12 de Julio de 2014
Locales | 08 Jul En circunstancias en que se desarrollaba el proceso legislativo de la ley que habilita la venta y el autocultivo de la marihuana se glosaron, en esta columna, muy autorizadas opiniones técnicas acerca de los riesgos que corren quienes consumen dicha droga, y el mal que ello trasmite al país, lo cual se hizo como vía fundamentalmente informativa.
Ahora, cuando la ley está en vigor, se entiende muy conveniente volver a dar publicidad a puntos de vista técnicos sobre tal asunto, según se ha divulgado en fecha reciente en un artículo bajo el título “En referencia a las adicciones y la marihuana”, del cual es autor quien fue catedrático de Medicina Legal de la Facultad de Medicina y director del Departamento de Medicina Forense del Poder Judicial, doctor Guido Berro.
Dicha publicación, a estar a la información insertada en el ejemplar de Búsqueda del 3 de julio, fue hecha en el tomo 149 de “La Justicia Uruguaya”, pero los conceptos de la misma que se han de transcribir son los que están transcriptos en el semanario que se viene de citar. En dicho estudio el doctor Guido Berro consideró, a estar a lo que se expresa en el referido semanario, que la sanción de la ley habilitante de la venta y autocultivo de la marihuana “hizo que disminuyera ‘la percepción del riesgo’ sobre el consumo”. Y agrega los conceptos que enseguida se insertan.
“Al estudiar la marihuana, se da la paradoja que existe una enorme cantidad de trabajos publicados pero muchísimos cargados de subjetivismo y podemos caer en grandes confusiones”, a lo cual agrega lo siguiente: “Lo primero que destacaría, y en esto no hay confusión posible, es que no se trata de una planta inocua”, a lo cual agrega que de su uso “no solo se derivan efectos placenteros y recreativos” sino que “la literatura científica muestra” que tiene varios efectos nocivos. “Debemos hacer énfasis en que deteriora la capacidad de conducir vehículos, con aumento de riesgo de lesiones y muertes por siniestros del tránsito”. A ello agrega que el consumo de la marihuana puede “desencadenar ataques de pánico y trastornos de ansiedad, inducir trastornos ciclotímicos, depresivos o hipomaníacos”; los efectos dañinos “son mayores” en niños y adolescentes, ya que el consumo de esta droga “afecta el rendimiento escolar” y “disminuye la memoria inmediata”.
Con el consumo crónico de la droga “suele aparecer el síndrome amotivacional” caracterizado por la apatía, el desinterés o la indiferencia, alteraciones emocionales y cansancio, entre otros. Todo ello “deteriora las relaciones con la familia, amigos, actividades sociales y curriculares”. A pesar de estos problemas la marihuana es la droga “más consumida y sobre la que existe menor percepción de riesgo”. “Es por ello que algunos expertos revén lo que hace años se sostenía en el sentido que trasmitir mensajes de advertencia a los adolescentes serían inefectivos, porque los rechazarían, y actualmente se sostiene lo contrario en función de los resultados”.
El contenido de los conceptos del doctor Guido Berro que anteceden, que se agregan a diversas opiniones especializadas en materia tan importante ya anteriormente glosadas, confirman el serio error en el cual se incurrió al sancionar la ley sobre venta y autocultivo de marihuana, y el mal que su contenido significa para el país.
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