Deportes | 10 Jul El domingo se verán las caras dos viejos conocidos en búsqueda del título del Mundial 2014: Argentina y Alemania.
Los dos seleccionados ya tienen en claro lo que es enfrentarse en un partido trascendente, en el que está en juego un Mundial. Y no una vez, sino dos. Sí: dos. Y hasta el momento los números dicen que por ahora cada uno tiene una victoria, por lo que el choque del domingo será el bueno, el que vuelque la balanza a favor de uno u otro.
La primera final de un Mundial que disputaron ambos seleccionados fue en México 1986. Y fue la Argentina que dirigía Carlos Bilardo pero que en la cancha guiaba Diego Maradona la que doblegó a los teutones.
La finalísima terminó 3 a 2 a favor de los albicelestes, que festejaron en el Estadio Azteca.
Los goles de Argentina fueron marcados por Brown, Valdano y Burruchaga, mientras que para los orientados por Franz Beckenbauer marcaron Rummenigge y Völler, empatando transitoriamente.
Pero poco después, en 1990, Alemania se tomó revancha. Debió esperar tan solo al Mundial siguiente para volver a verse las caras con el seleccionado que lo había dejado en México con las manos vacías.
Con muchísimas caras repetidas en la cancha, así como la de los técnicos, los germanos terminaron imponiéndose por 1 a 0 con un gol de penal, más que polémico marcado por el árbitro mexicano Edgardo Codesal.
Al delantero Andreas Brehme le importó poco si fue o no fue penal: pateó y doblegó a un Goicoechea que había llevado a Argentina a esta instancia. El arquero, como sucedió ayer con Romero, fue vital en el camino argentino, dado que fue figura en cuartos y semifinales, logrando atajar en la definición por penales ante Yugoslavia e Italia, respectivamente.