Paysandú, Domingo 20 de Julio de 2014
Opinion | 19 Jul La reciente cumbre de los Brics (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), efectuada en Brasil esta semana, contó con la participación del presidente José Mujica, entre otros mandatarios de la región, en lo que constituyó un encuentro con un golpe de efecto internacional, sin dudas, pero que deja un saldo controvertido, de acuerdo al cristal con que se mire.
En el caso de estos países emergentes, con la decisión de crear un banco de desarrollo que tendrá sede en Shangai, China, el cual incluso podría instrumentar créditos en apoyo a otros países, se pretende desembarazarse del corsé de organismos internacionales de crédito que han marcado por décadas las pautas del mundo financiero internacional, lo que indica que en el Brics existe una conjunción de intereses con la intención de potenciar el grupo, que aspira a ser una alternativa a través de una opción intermedia y sobre todo distinta entre el mundo desarrollado y el denominado Tercer Mundo.
El presidente Mujica --con su particular figura y modo de decir las cosas-- indicó, como saldo de esta participación en la cumbre de Fortaleza y Brasilia, que a través de esta instancia el Uruguay ha alcanzado importantes logros.
Naturalmente, esos logros están por verse y el tiempo será testigo, porque se trata de posibilidades e ideas que se están tratando de aterrizar para un futuro próximo, en áreas como la infraestructura, nada menos, pero debe tenerse presente que durante su administración se intentó por ejemplo recuperar el ferrocarril, que está en manos del Estado, y hasta ahora a cada paso en la buena dirección le ha seguido otro en retroceso, y ello explica que todavía el tema AFE esté empantanado y que desde el gobierno se indique que se está buscando la participación de capitales chinos para dar el gran salto que ha quedado pendiente en cuanto a contar con este instrumento logístico vital para el desarrollo productivo del país.
Quedan solo siete meses para que cambie la administración de gobierno, y a la que le suceda le van a quedar muchas cosas iniciadas, sí, pero también muchas otras por resolver que el actual gobierno dejó por el camino. Mujica sin dudas participó en Brasilia en reuniones cumbre y bilaterales trascendentes, y es así que estuvo cara a cara con Vladimir Putin, jefe de Estado de Rusia, que es un líder mundial que rara vez llega hasta el subcontinente sudamericano, y alternó en la reunión de los integrantes del Brics con otros también influyentes, como el primer ministro chino o el presidente indio. Precisamente, el jueves de noche logró acceder a un encuentro muy breve con el primer ministro chino, Li Keqiang, pero en los hechos con estos contactos el jefe de Estado aprovechó para colocar al país de cara al mundo “emergente”.
Pero estos encuentros en sí solos difícilmente sirven para traerse algo tangible, y ello ocurrió con los contactos de Mujica, que trajo al país hasta ahora expresiones de deseos y compromisos no escritos. Igualmente Putin le expresó ante cámaras que tiene interés en explorar los negocios que le ofrece Uruguay, y en este sentido Mujica recibió interés muy firme de Moscú en participar en la construcción de un puerto de aguas profundas, como así también de proveer rieles para reconstruir vías férreas, posiblemente a cambio de carne, y suministrar lanchas y aviones a las Fuerzas Armadas.
Ocurre por un lado que estamos ante líneas de cooperación bilaterales posibles que requieren ser exploradas en sus posibles alcances y sobre todo aterrizadas en acuerdos que tienen su complejidad, y es por lo tanto impensable ya que este camino sea recorrido por el gobierno de Mujica, que termina el 1º de marzo de 2015, y que sin dudas requiere en el mejor de los casos, de seguir adelante, un trabajoso proceso de diálogo y decisiones que permitan concretar los proyectos en un plazo razonable.
A Mujica se le termina el tiempo, entonces, y dejará este proceso en marcha si se logra encarar, nada menos que en tiempos electorales, la conformación de grupos de trabajo ágiles que permitan un avance significativo, aunque los antecedentes de ejecutividad no son alentadores. No debe olvidarse que el mandatario se comprometió durante su mandato a dejar encaminados proyectos como el de la recuperación del ferrocarril, construir un puerto de aguas profundas e instalar una planta regasificadora, de los cuales hasta ahora solo tiene en vías de concreción el último, sin dejar de reconocer su importancia.
Pero deberá venir la etapa que señalábamos, con técnicos y funcionarios políticos del gobierno que deberán encarar la etapa fundamental de este proceso, para dejar al próximo gobierno proyectos ya en marcha, pero siempre sujetos a decisiones políticas del próximo gobierno, porque el tiempo perdido en marchas y contramarchas en estos cuatro años y medio no se van a poder recuperar.
Lo que sí corresponde es trabajar como si fuera el primer día del gobierno, pese a la instancia electoral, para que cualquiera sea el gobierno al que le toque conducir los destinos del país el próximo 1º de marzo, cuente con un trabajo técnico concienzudo ya armado, y con buen grado de avance, para por lo menos minimizar el impacto negativo del tiempo que se ha dejado transcurrir sin realizaciones, teniendo en cuenta la trascendencia para el país de las áreas en que se enmarcan estos proyectos.
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