Paysandú, Lunes 04 de Agosto de 2014
Deportes | 04 Ago Los clubes deportivos de la costa sanducera intentan volver a la normalidad después del embate del río Uruguay. Luego de que la creciente obligara a suspender todas las actividades, y de que las instalaciones sufrieran las lógicas consecuencias, el esfuerzo de los clubes permite mostrar nuevamente poco a poco la cara habitual de estas instituciones emblemáticas de la zona costera.
Pero las realidades son distintas, ya que a algunos todavía se les hace demasiado cuesta arriba porque el agua está en sus predios, como es el caso del Club de Pescadores. Y, por si fuera poco, algunos anticipan una nueva embestida del río.
EL REMEROS ESTÁ DE PIE
El Club Remeros Paysandú parece lucir de amnesia con respecto a la creciente, ya que prácticamente no quedan vestigios de su paso. Es más: mientras el agua no permitió la realización de ninguna de las tantas actividades deportivas, los dirigentes apostaron a pintar la piscina, realizando un trabajo impecable que permitió que hoy el natatorio luzca espectacular dentro de las posibilidades de esta añeja institución.
Hoy, las paredes del club lucen pintadas, sin las clásicas marcas del paso del agua. La sala de botes es otra vez sala de botes, y el gimnasio es otra vez gimnasio después de que durante la crecida del río recibiera justamente a los botes y aparatos de gimnasia para evitar que se arruinaran con el agua.
A pocas semanas de que el río dio un respiro, el club está funcionando con normalidad. “Las actividades se retomaron en su totalidad el lunes pasado, está todo espectacular. Los socios están muy contentos, especialmente con la piscina. Se hizo un gran trabajo gracias a la directiva, el personal de mantenimiento, los profesores y los socios que colaboraron”, dijo la dirigente María Noel Castañares.
El Remeros goza de buena salud pese al sacudón de la creciente. Está prácticamente haciendo una vida normal, con sus actividades a pleno y con planes de seguir mejorando.
“Tenemos que agradecer a mucha gente. El Batallón fue fundamental con su ayuda, también la Intendencia. Ahora estamos esperando la respuesta de la Comisión Técnica Mixta ya que hicimos los trámites para contar con su ayuda con respecto a pintura y demás”, agregó la dirigente.
EL PESCADORES LUCHA
La realidad del Club del Pescadores no es la misma que de su vecino el Remeros. En este caso todavía las actividades no han podido volver a la normalidad, teniendo en cuenta que el agua todavía ocupa parte del predio, hay parrilleros que están bajo agua y el espigón hace meses que brilla por su ausencia ya que es imposible divisarlo.
El barro es el común denominador sobre la zona más cercana al agua, más allá de que las embarcaciones que debieron en su momento trasladarse a la explanada frente al club, ya volvieron a su lugar habitual.
“Si el agua hubiera subido 20 centímetros más, la teníamos en el salón. Estuvimos rodeados y tuvimos que suspender todas las actividades. Hoy, incluso, no se puede entrar porque el barro es demasiado. A los dos parrilleros del fondo los desacomodó el agua, a la capa de ladrillo de uno de ellos la arrancó el río, desinstalamos la estación meteorológica y la instalación eléctrica del camping; desarmamos medio club, pero el agua sigue ahí”, dijo el presidente Daniel Lokais.
En este caso, las consecuencias de la creciente están a la vista con solo recorrer el club. La caminería es prácticamente inexistente, el barro es el común denominador y también cayeron un par de columnas de alumbrado.
“Suspendimos actividades en el salón, en los quinchos porque teníamos tres metros de agua. La gente pasa, ve barro y sigue de largo. No tenemos siquiera la actividad de los domingos porque es todo barro, todo gris. Hay una mugre bárbara”, agregó.
EL YACHT CLUB DE LIMPIEZA
En el Yacht Club, en tanto, todo está volviendo poco a poco a la normalidad. “¿Limpiaron mucho?”, preguntó el sábado a la mañana una mamá que fue a buscar a su hijo, integrante del plantel de la escuela de Optimist, que había ido a colaborar junto al resto de sus compañeros. Escoba en mano, jabón líquido y manguera, también los más chicos limpiaron su recinto, donde tienen guardadas sus pequeñas embarcaciones, que también va quedando en óptimas condiciones.
El club náutico sanducero, otro que está acostumbrado a estos avatares del río, no sufrió graves consecuencias pero al igual que sus vecinos luchó (y lucha) para eliminar ese barro rojizo que trajo y se olvidó la creciente.
La emblemática sede, que había sido pintada después de 14 años, está siendo hidrolavada y será sometida a un repaso de pintura en los sectores en los que el agua hizo su trabajo.
El sector más alto del club, el que da sobre la calle, donde se ubicaron varias embarcaciones durante la creciente, también será sometido a una reparquización así como se anunció una renovación del tejido perimetral de la institución.
Los parrilleros no sufrieron demasiado, aunque lógicamente también fueron objeto de limpieza y dejado a punto tras el embate del río.
¿OTRA VEZ?
“Está creciendo un poco. Anda por los 3,36 metros”, dijo el portero del Club de Pescadores el sábado, durante la recorrida por los clubes.
Su presidente, Daniel Lokais, dijo en tanto que “nos dijeron que esto seguirá, que el río oscilará entre los tres y los seis metros. Que no va a crecer mucho más que la otra vez, pero que va a ser prolongado”.
“Si es así, a nosotros nos perjudica porque vamos a seguir como estamos ahora, o peor”, agregó. María Noel Castañares, directivo del Remeros, dijo sobre este punto que “si llega a ser una creciente de 6 metros a nosotros no nos perjudicaría, porque a los 6,50 metros el agua entra al club, aunque a los 5 metros filtra en la cancha de pelota”.
Pero como contrapartida, indicó que “la información que tenemos es que en setiembre la creciente va a ser más grande incluso que la de ahora”.
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