Paysandú, Miércoles 06 de Agosto de 2014
Rurales | 30 Jul Alrededor de 18 años les llevó a técnicos del sector público en Argentina, para crear una nueva raza ovina “La Comarqueña”, raza que cuenta en la actualidad con 270 ejemplares, de los 14 millones de ovinos que tiene el país vecino.
Se la bautizó “La Comarqueña”, en honor a su región de origen, cerca de Viedma y Patagones, en la frontera de Río Negro y Buenos Aires.
Cinco ejemplares de esa nueva raza, 3 carneros y 2 ovejas, llegaron a la Exposición Rural de Palermo y fueron presentados por el ministro de Asuntos Agrarios, Alejandro Rodríguez. La particularidad es que por la barrera sanitaria que protege la Patagonia de la aftosa, no podrán regresar jamás a su comarca. Los animales serán subastados y servirán para el desarrollo de su raza en otras partes del país.
Hugo Giorgetti, director de la Chacra Patagones del gobierno bonaerense, contó que el proceso de creación de esta raza ovina les llevó 18 años. Arrancó primero en el área regada del Valle Inferior de Río Negro, donde personal del INTA realizó las primeras cruzas de ovejas locales con otras importadas de Europa. Y siguió en la zona de secano de Patagones, donde ya hay casi 300 ejemplares. En diciembre, tras muchas inspecciones, el equipo de trabajo recibió el aval de los expertos y “la Comarqueña” fue aceptada en los registros genealógicos de la Sociedad Rural. Se le asignó el prefijo “CMQ”.
¿Por qué trabajar en una nueva raza? Pues todo se trata de cubrir una necesidad. En este caso se partió de la raza más difundida en las provincias patagónicas, la Merino, cuyos animales producen lana de gran calidad pero ofrecen una escasa oferta de carne, limitando el potencial de negocios de los productores. “La idea era mejorar la rentabilidad de los establecimientos”, explicó Giorgetti a diario Clarín.
El resultado fue un genotipo doble propósito (sirve para carne y para lana), que tiene una composición de 25% de genes Merino, 37,5% de Ile de France y 37,5% de Texel, de Holanda.
En los ensayos a campo, la CMQ mostró muy buenos resultados para la producción de carne, pues sus corderos llegan a pesar 28 kilos promedio a los 100 días de vida y 36 kilos a los ocho meses. Una Merino tradicional, a esa misma edad, difícilmente pasa los 25 kilos de peso. La calidad de la lana sigue siendo muy buena, con fibras tan finas como las originales.
Pero el rasgo que distinguiría a esta nueva raza es sobre todo una gran prolificidad: con 100 madres se obtienen 120 corderos. La explicación es que “La Comarqueña” resultó ser una raza “mellicera”, ya que muchas de las madres suelen tener dos crías por parto.
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