Opinion | 05 Ago Uruguay se encuentra con un buen nivel de preparación para enfrentar una eventual epidemia de dengue, según surge de la prueba realizada por el Sistema Nacional de Emergencias y el Ministerio de Salud Pública, con participación de 164 instituciones públicas y privadas de todas partes de Uruguay.
La actividad tuvo como objetivo evaluar los procedimientos de manejo de la información en situaciones de emergencias según lo establecido en el Protocolo de coordinación general elaborado por el organismo. El mismo fue puesto a prueba con con una simulación que consistió en el planteo de aparición de un brote de dengue, conjugado con una serie de eventos concomitantes, como accidentes de tránsito, derrame de químicos, daños en embarcaciones y otros.
El elemento central de la actividad fue el aumento de casos sospechosos de dengue, llegando a instituciones de salud personas con unas tarjetas que simularan ser su historia clínica, en la que los médicos se basaron para detectar si se trataba de un caso de dengue o no y establecer cuál será el tratamiento a seguir.
De acuerdo a lo informado, los resultados más importantes que se obtuvieron de ese ejercicio fueron que el protocolo funciona, que las instituciones pudieron orientarse con esa herramienta y también se vio la posibilidad de hacer una evaluación del nivel de eficacia y eficiencia.
En 2013 se duplicaron en el mundo los casos de dengue grave y muerte por esta causa, respecto de 2012, y que los países del Cono Sur de América, especialmente Brasil y Paraguay, concentraron más de 70 por ciento de los casos de contagio en el continente y 62 por ciento de las muertes.
Aunque Uruguay continúa sin registrar casos de dengue autóctono, existe alto riesgo de ingreso a través de los países limítrofes, lo que fue claramente advertido en el contexto del reciente Mundial de Fútbol.
Finalizado el mismo, conviene no bajar la guardia, especialmente teniendo en cuenta la próxima llegada de la primavera y los altos índices de infección por el mosquito aedes aegypti, transmisor de la enfermedad.
Más allá de lo protocolos y la preparación necesaria de los equipos sanitarios para responder a situaciones de emergencia, en este caso en particular resulta fundamental mantener activa la primera trinchera contra el dengue. Y esos somos todos y cada uno de nosotros, ciudadanos que con nuestra conducta y hábitos resultamos cruciales para impedir el ingreso de la enfermedad al país. Se trata de una batalla que se gana con pequeñas pero constantes acciones en el día a día. Encarguémonos de mantener el espacio limitado de nuestro hogar y nuestro barrio libre de objetos que puedan acumular agua y favorecer la reproducción del mosquito. Es bueno estar preparados para el peor escenario pero entre todos aún podemos hacer que el protocolo no sea necesario.