Paysandú, Domingo 10 de Agosto de 2014

OPINIÓN

SOLICITADA

Locales | 10 Ago Memoria con ruido blanco
Hace unos días, en un merecido recordatorio y homenaje a la vida de la muy querida CW 35 - Radio Paysandú, Carlos Bentancourt Zabala evoca --con certeza-- el nombre de varias personas que cumplieron un destacado rol como directores, informativistas, locutores, programadores, operadores o libretistas, de una emisora que es parte de la historia, no solo de Paysandú sino que, también, del Uruguay y del litoral argentino.
En la memoria de quien hizo el recuento, apareció una larga lista de nombres de personas que, desde sus respectivas profesiones, fueron los artífices de un tiempo de la radio que, en la década de los ‘70, junto a su competidora de entonces (CW 39 - Radio La Voz de Paysandú), construyeron un estilo, un modo de ser muy propio y una forma también muy definida en el campo de las comunicaciones.
La década de los 70 --en la que parece sintoniza la memoria de Carlos Bentancourt-- fue, sin dudas, una época difícil; un tiempo en el cual, ciertamente, no era nada sencillo encontrar el punto de equilibrio entre los hechos, la recolección de la información y la información.
Era un tiempo en el que, además, la radio tenía opinión; el inicio del informativo de las 11 de la mañana era, justamente, el espacio en el que se ponía de manifiesto la postura de la radio que, al igual que un diario, daba su tesis u opinión sobre los hechos sociales, económicos, políticos y culturales del momento, por medio de un editorial.
En ese tiempo --si no me equivoco fue entre los años 1970 y 1972-- me tocó en suerte, por ser el informativista de las 11 de la mañana, la lectura de los editoriales de la radio; que leí --algunos compartidos y otros no-- con el orgullo y la firmeza propia de quien, al leerlos, asumía con su voz la representación material de la emisora (aunque jurídicamente así no fuera). Con ello de algún modo, ante el oyente, terminaba siendo quien daba la opinión, porque al que escucha, al que recibe los sonidos que articulados forman la palabra o los signos que trasmiten el mensaje, al que está del otro lado, se le forma la idea, la opinión, la convicción de que quien emite el sonido, la palabra, la frase o la oración, es su autor. Poco le importa al oyente si al final del editorial se dice su autor; que en el caso, además, no contaba, porque al final del editorial estaba un punto que marcaba el final del pensamiento.
Esa época de fuerte compromiso, esa época en la que la trasmisión del mensaje, de la opinión de la emisora y la pertenencia a un medio de difusión con una línea de pensamiento fuertemente definida ubicaba a quien leía en una determinada posición (particularmente política), esa época también tenía sus riesgos. Porque la pertenencia ponía al sujeto en uno o en otro lugar de la cancha en la que se jugaba un partido ciertamente complejo y difícil que, a su vez, ubicaba a cualquiera que asumía el riesgo entre la roca y un lugar duro, y ya que fuera cualquiera el lugar hacia el que uno se moviera provocaba los dolores propios de estar en un determinado sitio: fuera la roca o un lugar duro.
En esa época hubo otros en la Radio CW 35 - Radio Paysandú. Recuerdo algunos más que también marcaron con su impronta una época de la radio: Carlos (o Carlitos) Caballero, Carlos (o Carlitos) Echevarría, Julio Rojas y yo: Luis Acosta (el flaco Acosta).
Me acuerdo de toda aquella gente que nombró en su recordatorio Carlos Benancourt; también lo recuerdo a él. Pero también me acuerdo de los que termino de nombrar, porque ellos también fueron parte de la historia de esa gran radio, en la que me formé, a la que di todo lo que pude dar --en largos días de trabajo--, con amor, dedicación y una muy profunda convicción, y en la que aprendí todo aquello que luego me permitió ser informativista en CX14 El Espectador.
La memoria a veces tiene ruido blanco (como el que hace la emisora que está fuera del canal); en esos casos se aconseja mover la antena para que una vez que la radio entre en su rango de frecuencia se sintonice el circuito para que la emisora tenga la máxima amplitud de señal.
Al final: mi recuerdo para todos aquellos con los que compartí un tiempo en la radio y --particularmente-- para la familia Ordoqui, a la que llevaré cobijada, con gratitud, en la memoria.
Luis Acosta Pitteta


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