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Paysandú, Jueves 14 de Agosto de 2014

Destacan simbiosis entre inia y la hereford

Presentaron proyecto sobre “mejora de la competitividad de la ganadería uruguaya”

Rurales | 11 Ago Destacando la simbiosis entre la Sociedad de Criadores de Hereford del Uruguay (SCHU) y el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA), fue presentado recientemente el Proyecto “Mejora de la Competitividad de la Ganadería Uruguaya”, que integra la trazabilidad y las Cajas Negras con la selección genómica, procurando fortalecer a toda la cadena cárnica.
Catalogándolo como un día histórico para Uruguay y la Hereford, el titular de la gremial, ingeniero agrónomo Patricio Cortabarría, señaló que pertenece a una “raza que tiene una impronta de innovación muy importante. Este proyecto nos llena de orgullo y es un motivo para seguir avanzando hacia el futuro”, sostuvo, agregando que “ha permitido crecer a la raza y a la investigación y vamos a agregar más socios para toda la ganadería nacional”.
De la jornada realizada en la Central de Pruebas de Kiyú, en el departamento de San José, participó el propio ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca, Tabaré Aguerre, quien destacó que “este es un proyecto que tiene todo lo que llamamos Uruguay agrointeligente. Es un ejemplo de lo que se puede hacer”.
El proyecto, que ya está en marcha, consiste en un corral de engorde donde se mide la eficiencia de conversión de cada animal a través de comederos inteligentes que cuentan con una balanza que pesa la ración y un lector de caravanas que identifica cuánto come cada animal. Los toritos y novillos del corral son pesados cada 15 días y al finalizar la prueba se calcula la eficiencia de conversión de cada individuo, para determinar cuáles fueron los que produjeron más carne comiendo menos.
Pero el emprendimiento también apunta a contribuir al mejoramiento de la cadena cárnica, porque la trazabilidad total de cada animal permitirá detectar la calidad de la canal y de la carne de cada animal. Todo esto permitirá seleccionar genéticamente las líneas de sangre más eficientes en la conversión y además con la mejor calidad de carne, combinando la trazabilidad con la selección genómica, según explicó en la inauguración la ingeniera agrónoma Elly Navajas, investigadora del Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA), experta en el rubro cárnico.
Se trata de una herramienta para mejorar la productividad, bajar costos y a la vez disminuir la emisión de gases de efecto invernadero, al dejar de lado los animales menos eficientes.
Navajas también destacó la incorporación de la genómica en la estimación de los datos de Diferencia Esperada en la Progenie (DEP o EPD, por su sigla en inglés).
“Tenemos una información que antes no estaba disponible para potenciar el mejoramiento genético, estimándolo a temprana edad para así acelerar el progreso genético, detectando las cualidades de cada animal”, comentó.
La selección genómica a través de la información del ADN permitirá prever los datos genéticos de su descendencia. Está previsto que entre enero de 2014 y fines de 2016 se evalúen 1.000 toritos y novillos Hereford y Polled Hereford, en tres ciclos de recolección de datos. Cada prueba se hará durante 70 días y los animales cumplirán el año dentro del corral, con una dieta de recría.
Actualmente se encuentran en el corral 122 terneros de 39 cabañas que permanecerán hasta el martes 29 de agosto, y en este grupo se encuentran los toros que participarán en la 39ª Prueba de Comportamiento de Kiyú.
La ventaja será que esta vez los toros llegarán en las mismas condiciones de recría, para que su comportamiento sea evaluado sobre campo natural. Un jurado de conformación será el que eligirá los 39 toros, uno de cada cabaña, que además integrarán la oferta del remate que abrirá la zafra de reproductores de 2015.
Participan del proyecto la SCHU, INIA, el Instituto de Investigaciones Biológicas Clemente Estable, la Asociación Rural del Uruguay, el Instituto Nacional de Carnes y el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca.
El costo de la experiencia es de U$S 1,8 millones. Los comederos inteligentes, que fueron importados de Canadá, costaron U$S 150.000. Además se instaló energía eléctrica, se construyeron los corrales y se produjo el alimento, entre otros costos operativos.


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