Paysandú, Viernes 15 de Agosto de 2014
Opinion | 15 Ago En reciente recorrida por el complejo habitacional Los Teros, que está en fase de terminación, ubicado en Wilson Ferreira Aldunate y Bulevar Artigas, representantes del Banco Hipotecario del Uruguay, Agencia Nacional de Vivienda (ANV) junto a inversores y empresarios de la constructora, evaluaron como uno de los aspectos más positivos respecto a las técnicas utilizadas el que tiene que ver con los elementos empleados para la aislación térmica, algo que muchas veces suele dejarse de lado en la consideración del ciudadano común y el potencial comprador o constructor de unidades habitacionales.
En este caso las autoridades reconocieron la innovación positiva que representa el sistema constructivo que desarrolla la empresa Ibice, en particular con énfasis en “evitar los dos grandes problemas de las casas en Paysandú: la humedad y el calor”, según destacó a EL TELEGRAFO el principal de la constructora, Octavio Aybar.
Más allá de que estamos naturalmente ante un emprendimiento privado, con financiación pública, de unidades habitacionales, existen elementos a tener en cuenta que corresponde extrapolar a una realidad de Paysandú y el país, que tiene que ver con los condicionamientos y desafíos que impone un clima que si bien es considerado en promedio como templado y benigno, no puede soslayarse que en la realidad se dan temperaturas extremas tanto en invierno como en verano, sobre todo al norte del río Negro, con un clima más continental, y que tiene regímenes de lluvia irregulares. Ello supone someter a duras pruebas a los materiales que se utilizan normalmente en las construcciones estructurales pero sobre todo en cuanto a los revestimientos y sistemas de aislación, tanto térmicos como para evitar la propagación de humedades que una vez en el interior de las viviendas resultan muy difícil de erradicar definitivamente.
En este caso específico, el cimiento se ha construido sobre una capa de nylon de 200 micrones de espesor para evitar que la humedad aflore por el piso, las paredes son de ticholo hueco y en el caso de la pared sur, que es la que recibe menos sol y recibe las lluvias y fríos más intensos, tiene una protección mayor. Asimismo se han reforzado aislaciones de la puerta de entrada, a la vez de instalarse vidrios dobles con un espacio al vacío entre ambas láminas para disminuir el ruido exterior –algo muy importante en esta ciudad de “escapes libres”--, como así también las temperaturas extremas.
Naturalmente, no se trata de un invento uruguayo ni de una innovación que no se practique ya en construcciones en nuestro país, pero refleja una especial inquietud por un aspecto que no suele tenerse muy en cuenta muchas veces en construcciones tradicionales, donde en la ecuación costo-calidad --de acuerdo naturalmente al precio de la unidad y posibilidades del inversor-- la aislación térmica es un valor diferencial que tiene que ver con la calidad de vida de quien habite esa casa y los gastos que tendrá que afrontar en adelante y para siempre, para mantener el hogar con una temperatura adecuada en períodos inclementes.
Según los constructores, con un acondicionador de aire de baja potencia es suficiente para regular la temperatura, debido a esa protección térmica, lo que naturalmente podrá ser suficiente o no de acuerdo a las exigencias de los integrantes del núcleo familiar y la sensibilidad que tengan al frío o al calor, pero también estamos ante un tema netamente económico, porque la energía en nuestro país es cara, tanto la eléctrica, como la leña y el gas, sin olvidar los derivados del petróleo, si los comparamos con los ingresos promedio del núcleo familiar.
Y tirando cuentas, precisamente, lo que en principio se ahorraría en procedimientos constructivos resulta mucho menor que el costo que con el paso de unos pocos años se genera en calefaccionar o enfriar una vivienda, cuando las aislaciones térmicas y la propia disposición de los ambientes son inadecuados para el manejo de la temperatura ambiente.
Este aspecto es muy importante en cualquier situación económica, incluyendo por ejemplo a las de clase media baja a las que se dirige este sector del mercado, pero mucho más aún en las familias de escasos recursos, porque los problemas de aislación se traducen en la necesidad de gastar más dinero en energía, y por ende se dan luego situaciones en que muchas familias aparecen “colgadas” de los cables de UTE, porque no pueden afrontar el pago de las facturas a fin de mes para templar el ambiente del hogar y otros usos.
En esta evaluación de los pro y los contra de la inversión tenemos que tan importante como elegir la forma de calefacción de una vivienda es el de hacer que esta energía utilizada rinda más evitando que se transmita hacia el interior la temperatura exterior, y de ahí la necesidad de revisar viejos vicios constructivos en las nuevas viviendas que se van incorporando, pero a la vez haciendo que en cada renovación o reparación de hogar o edificio se incorporen las nuevas técnicas y materiales para posibilitar un uso más racional de la energía, teniendo en cuenta que es una inversión con retorno económico y contribuye a una mejor calidad de vida.
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