Paysandú, Sábado 23 de Agosto de 2014
Locales | 19 Ago La huerta orgánica es una de las iniciativas que se desarrolla dentro de la Escuela Granja “Melchora Cuenca”, sobre Avenida de las Américas, en el ex hogar de menores del INAU. El grupo ya cuenta con un servicio de reparto a domicilio y no da abasto para hacer frente a la demanda de los productos ecológicos.
La experiencia comenzó hace algunos años con un perfil distinto al que se le ha dado actualmente, así como también han tenido cambios en la fuente de financiamiento del proyecto, que comenzó en la órbita del Ministerio de Desarrollo Social (Mides), con apoyo de Ancap y ALUR, y ahora se sustenta con recursos procedentes del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), y su programa de pequeñas donaciones.
La ingeniera agrónoma Poppy Brunini, quien encabeza el equipo técnico, define el proyecto como una iniciativa socio-productiva, en la cual se producen verduras orgánicas para comercializar. “Una verdura orgánica es una que fue producida de forma natural, sin el uso de ningún producto químico, es decir, no se usa fertilizantes químicos, sí compost, que nosotros mismos elaboramos. No se utilizan ni insecticidas, ni fungicidas, nada, nada químico, ningún tipo de veneno en la producción”, explicó a EL TELEGRAFO.
Brunini aseguró que se logra “un producto de muy buena calidad, ya que por que sea orgánica no tiene que ser de mala calidad. Además, muy sano para el organismo y con una muy buena producción, porque actualmente tenemos muy buena producción, y con un nivel proteico muy importante, porque esas verduras tienen una calidad de proteínas y vitaminas mucho más elevadas que una producida de manera química”.
De la experiencia participan entre 15 y 20 personas, que realizan todo el laboreo, desde la preparación de la tierra --cuentan con una hectárea, aproximadamente--, los plantines, el control de plagas y también, desde hace un poco menos de tiempo, de la gestión comercial.
VARIEDAD Y PRECIO
Entre los productos que obtienen en la huerta orgánica hay “varios tipos de lechuga, acelga, zanahoria, remolacha, ciboulette, perejil, aromáticas, cebollas, ajos, arvejas, habas, todo tiene su época, se produce a medida que llega la estación”, detalló Nirvana Scarmatto, una de las participantes de la experiencia de producción.
“Hace unos tres años comienza como un proyecto más de autoconsumo que de comercialización, se comercializaba solo los excedentes. Pero a partir del año pasado empezamos a comercializar porque teníamos bastante para comercializar”, indicó. Hace pocas semanas el grupo incorporó una moto con caja, lo que les permite ofrecer un servicio extra: la entrega a domicilio de la compra, una experiencia que ha resultado positiva. “Está haciendo que cada vez tengamos más clientes”, indicó Brunini.
El reparto se hace los sábados en base a lo que los clientes soliciten entre semana, de una lista de productos que se le ofrece a la nómina de clientes por diferentes vías, ya que disponen de un celular, un correo electrónico y una página de Facebook, además de vender en algunas ferias, como “Hecho con tus manos”, en el barrio Chaplin. Los precios con los que se manejan se basan en los del mercado. “Son exactamente los mismos que los de una verdura convencional porque nosotros tenemos la premisa que no tiene por qué ser más caro porque sea ecológico, pues cualquier persona tiene el derecho de consumir productos de buena calidad. Es como un mito que va salir más caro, pero en realidad a nosotros nos parece que sale más barato, si nosotros no tenemos ningún insumo externo, no tenemos ningún producto químico, no compramos nada, solo la semilla, cuando no la hacemos, porque en muchas oportunidades producimos la semilla”, dijo la técnica.
El grupo, según Brunini, no da abasto para hacer frente a la demanda que existe por los productos ecológicos. “Nos hemos dado cuenta que la demanda es enorme, y de que hay muchas personas que les encantaría recibir productos orgánicos y de buena calidad en su casa y que en esta ciudad, además de este equipo, son muy poquitos los productores que producen de esta manera. Hay un nicho del que podrían participar muchísimos más productores, lo que pasa es que hay que cambiar los conceptos productivos. El modelo productivo hay que cambiarlo totalmente, yo tal vez no produzca miles y miles de lechugas, pero tengo que producir buenas lechugas, y nosotros también producimos bastante”, afirmó.
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