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Paysandú, Domingo 24 de Agosto de 2014

Paysandú Nuestro se reunirá con Bentos para plantear alternativa con eucaliptos de la costa

Locales | 18 Ago Integrantes de la sociedad civil organizada en Paysandú Nuestro se reunirán mañana con el intendente Bertil Bentos, a quien presentarán “una propuesta de aprovechamiento de los eucaliptos de la costa y el Parque Municipal que lamentablemente vamos a perder debido a una enfermedad que no admite cura. La alternativa a que se vaya como leña o astilla es la posibilidad de transformarla en madera aserrada que pueda ser usada en la ciudad como forma simbólica y que esos árboles tan importantes permanezcan en nuestro medio bajo otras formas”, explicó Javier Dalmás.
Dalmás recordó que en la próxima jornada elevarán una iniciativa, tras encuentros informales con el director General de Servicios, Emilio Pérez, quien manifestó conformidad con la propuesta. Sus integrantes mantienen expectativas en arribar a un acuerdo con la comuna ante una propuesta que se maneja como “una opción para esos árboles que vamos a perder”. El arquitecto Federico Percibal puntualizó que el proyecto se encuentra en etapa de diseño. “Hay que debatirlo y posteriormente hacer un llamado, pero es simplemente comenzar a tocar el tema y ver la forma de empezar a utilizar esa madera de manera alternativa antes que transformarla en leña. Es una lástima porque es de las pocas maderas duras que quedan aserrables y que se puede utilizar industrialmente, como es el caso del eucalipto colorado. Esta es una madera difícil de trabajar y con ciertas características, pero esa dureza y un diseño adecuado, permitirán su uso para construir de acuerdo a su estructura”, señaló.
Explicó que en el Balneario Municipal “tenemos toneladas, miles de pies cúbicos de madera que no podemos perder en leña y la función de este proyecto es presentar alternativas”, en tanto destacó los humedales, o su destino en equipamiento necesario a instalar en la zona de la costanera. Incluso “hay cooperativas que pueden necesitar pérgolas, es decir que hay una infinidad de maneras de usarlo”, añadió. En referencia a los humedales, “proponemos un caminero y hacer un paseo que lo revalorice. En el imaginario del sanducero es una zona perdida y allí hay garzas y otras aves. Es un ecosistema dañado, amenazado y en cualquier ciudad que existen un espacio como éste, se trata de cuidarlo y recuperarlo. Un arroyo lo atraviesa y si lo vemos así, podemos concluir que es una zona sucia e indomable, pero hay ejemplos donde están en el corazón de una ciudad y se han transformado en pulmones y zonas paisajistas”, recalcó.
Por otro lado, se han planteado “propuestas artísticas para que el ciudadano transforme esos árboles en un parque de esculturas con los troncos en el mismo sitio” y aunque reconoció que estas posibilidades “implican un mayor trabajo que cortarlo y transformarlo en leña”, propuso “ponernos de acuerdo y hacerlo”.
El arquitecto Rubens Stagno aportó un catálogo traído desde Quito, Ecuador, donde espacios similares “que estaban muy degradados se jerarquizaron mediante el trabajo de escultores, ya sea sumando metales, chatarra o distintos materiales. Se nos ocurría que en el entorno del Museo de la Tradición se podrían dejar troncos a una altura de dos metros o 2,50 y convocar a un concurso de escultores para que los trabajen y otorgarles un premio”, apuntó.
Stagno propuso una convivencia de las esculturas con las nuevas especies autóctonas y “crear áreas de sombras porque nos resistimos a perder ese pulmón verde en torno al río. En cierta medida si creamos un pergolado con madera y malla sombra, equipado con bancos y mesas, podríamos resolver ese tema, además de brindar un uso diferente a la madera”.
Añadió que “esto va unido a que la costa necesita un tratamiento integral que no lo tenemos. Allí hay un enorme capital, donde Paysandú está de espaldas. Tuvimos una gran intervención en la década del 40’ con Garrasino con un hermoso Balneario Municipal y su teatro de verano, posteriormente se construyó la denominada Zona B, el Anfiteatro y la prolongación de unos cientos de metros de la rambla con un diseño contemporáneo que quedó truncado y más allá un paseo junto al río con lo poco que nos queda del monte indígena”, describió.
En este punto explicó que “si tomamos desde el edificio de la Aduana hasta el puente, vemos que no hay un plan director ni una idea de tratarla en su conjunto, más allá que hay partes muy caracterizadas. Después nos quejamos del estado de la ciudad y la ventaja que nos sacó aquella otra, pero tenemos los elementos para crecer en función de los recursos naturales que no le damos importancia. Esta pequeña intervención sería un ejemplo de lo que podemos hacer y no resultaría muy costosa”, reflexionó.
El colectivo de voluntarios convocó a dos expertos en el trabajo diario con la madera, a nivel de la ciudad y en el ámbito agropecuario. Danilo Planchón cuenta con un aserradero portátil, a través del cual procesa el eucalipto colorado en el mismo establecimiento. Resaltó que “las propiedades de esta madera son muy buenas para usarla a la intemperie, ya que no necesita tratamiento alguno con una durabilidad por encima de los 30 años. En este caso, es una pena perder los árboles de la costa que en su mayoría tiene más de 50 años, porque quedan pocos árboles con esa edad para sacar buenos materiales”.
Planchón explicó que en los establecimientos trabaja a porcentaje. “Puedo cobrarlo en dinero tanto como en madera”, ante la posibilidad de un mercado hacia afuera. Esto significa que “al establecimiento o en este caso a la Intendencia, no le sale nada si opta por la posibilidad de dejar un porcentaje para la ciudad y otro para la empresa”, aclaró Dalmás.
Alberto Ábalos mantiene un emprendimiento de similares características y trabaja de igual forma. “El objetivo es que el mobiliario logrado sea de utilidad y tratar de gastar el menos dinero posible. Se conversa para sumar porque todo es trabajo”, agregó.
El técnico opinó que “esta madera puntualmente no necesita un secado al cien por ciento si se la reutilizara en mobiliario a la intemperie, a excepción de las pérgolas que precisan un ochenta por ciento como lo ideal. El secado natural en galpón demora unos cinco años, en tanto con secadora y cepillada puede acortarse a unos meses o un año para trabajarla estéticamente y que no tenga movimiento. Confío cien por ciento en el eucalipto, aunque requiere de un mantenimiento para una mayor durabilidad”.
Percibal recordó que estos planes pueden elaborarse en etapas, a corto, mediano y largo plazo. “A corto plazo se pueden hacer construcciones más rústicas y el caminero se transformaría en un proyecto de largo aliento, si se lo enmarca en un plan director”, acotó. Finalmente, Stagno destacó que a Paysandú le faltan buenos diseños e hizo referencia a algunas iniciativas que quedaron en el olvido, tales como “las esculturas instaladas por alumnos de Bellas Artes”, al tiempo de reclamar ante “la falta de sensibilidad hacia los espacios públicos con elementos como éstos que los jerarquizan y enaltecen”.


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