Paysandú, Martes 09 de Septiembre de 2014
Opinion | 07 Sep Tras años de planificación y un largo proceso para la obtención de los fondos para cubrir el presupuesto de obra, la elaboración del proyecto y la convocatoria a licitación internacional para su ejecución, se ha cumplido con la apertura de ofertas para la readecuación de Dr. Roldán, desde avenida Salto hasta el “puente seco” que eleva sobre esta arteria la avenida de las Américas.
Se trata de un proyecto financiado en su mayor parte por un préstamo que el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) concedió a Uruguay, de 70 millones de dólares, para realizar obras de infraestructura, entre ellas la renovación del acceso Norte y el que conecta con el puente internacional Paysandú-Colón. Un porcentaje menor es aportado por la Intendencia Departamental de Paysandú. Porcentaje menor que, de todas maneras, implica un enorme esfuerzo para un gobierno departamental, pues la obra costará algo menos de cinco millones de dólares, lo que implica que unos 750.000 dólares deberán ser aportados localmente.
La obra es de enorme significación en la medida que la configuración actual, que por otra parte suplantó hace años a lo que hoy se conoce como la “vieja Roldán” --que es la única “Dr. Roldán; la otra verdaderamente se llama “Acceso Norte”--, no tiene las características apropiadas para soportar el tránsito intenso que recibe, no ha acompasado el crecimiento de la ciudad hacia ese sector.
En los años treinta, Paysandú mejoró su acceso central a la ciudad por avenida España y República Argentina. Años después, el Monumento a los Españoles, que estaba ubicado en el centro de Bulevar Artigas fue movido a su ubicación actual para mejorar la circulación. En los años 50, José Acquistapace avanzó en mejorar República Argentina. En los años 60, se construyó a diferente nivel el cruce que hoy se conoce como El Trébol. La inauguración del puente internacional permitió --más adelante-- terminar lo que luego se llamó avenida Italia, al llegar la donación del monumento a La Loba. Llevó muchos años para que Paysandú tuviera un acceso central de primer nivel, que aún se mantiene.
Posteriormente, en los años 90, se trabajó sobre la entonces avenida Salto, que pasó a denominarse Wilson Ferreira Aldunate y se logró el primer acceso Este-Oeste para tránsito pesado que unió ruta 3 con el puente internacional.
Desde entonces y hasta hoy quedan por resolver el acceso Norte por Dr. Roldán y el acceso Sur por la Costanera. Por supuesto hay que resolver también otras obras en Paysandú. Los pozos nuestros de cada día; los focos de luz nuestros de cada día. La demora en el servicio de barométricas, el eterno problema del tránsito pese a tantas idas y venidas, proyectos y más proyectos. Sí, Paysandú, como todas las ciudades del país y seguramente del mundo, tiene sus problemas cotidianos, sus urgencias, las demandas de los vecinos que al salir al umbral ven que algo que la intendencia debe hacer, falta.
Ahora bien, una ciudad --como estructura urbana-- debe poder ser capaz de satisfacer el reclamo puntual del vecino y al mismo tiempo debe ser capaz de desarrollar obras de gran porte, obras que incluso al momento de construirse pudieran parecer exageradas, innecesarias, pensadas para evitar “colapsos” a futuro. Y Paysandú siempre ha sábado adelantarse a su tiempo.
Es el caso de avenida República Argentina, que seguramente fuera vista como groseramente ancha para el escaso y lento tránsito de 1950, cuando ni siquiera había ciclomotores saturando las calles de la ciudad. Hoy podemos agradecer el “despilfarro” de aquel gobierno departamental --que seguramente tenía urgencias más urgentes que esa obra--, y que hoy nos permite una circulación fluida desde el Trébol hasta el centro de la ciudad. Lo mismo pasó con el estadio “8 de Junio” y el Anfiteatro del Río Uruguay, hoy obras indispensables para Paysandú.
Finalmente, después de años de demanda y lucha, el ensanche de Dr. Roldán. Una obra que hoy ya no puede definirse como necesaria, sino simplemente como imprescindible. A eso debe sumarse que se estará un crédito del BID, por lo que el argumento de que en lugar de hacer esa obra se podrían reparar tantas cuadras, poner tantas luces y más y más, no tiene cabida.
El concepto que sea el gobierno central --quien recibe el préstamo del BID-- el que apoye las grandes obras estructurales en todo el país, no solamente es apropiado, es esencial para que las mismas se construyan. Por otra parte, no es más que un reconocimiento a que las intendencias (todas) deben distraer recursos para cubrir necesidades de sus poblaciones que deberían estar a cargo del gobierno nacional. Sólo a vía de ejemplo, en salud y educación.
Ese préstamo del BID permitirá entonces concretar una obra largamente esperada, no por todos, pero si por aquellos que mirando el Paysandú hoy, pueden ver el Paysandú del futuro. La conexión con el puente internacional Paysandú-Colón, más allá de sus “cuestiones particulares” fue una gran obra en su moento, pero quienes ingresan por ella a Paysandú, si toman por “Dr. Roldán nueva”, se encuentran con una calle peligrosa y que no es acorde a lo que se espera de un acceso a una ciudad y --en este caso-- a un país.
Que tenga doble vía, mejorar sustancialmente su iluminación, aumentar la seguridad y darle belleza al acceso. Aprovechar que “Los Álamos” desaparecerá y convertir esa zona en un parque, en otro pulmón verde de la ciudad. Hacer de la zona un buen lugar por el cual transitar, con seguridad y agilidad. Con una buena urbanización y valorización de lo que ya está, Paysandú crecerá como ciudad con el nuevo acceso, que además es vía de comunicación principal con la mitad norte de la ciudad. Es lo que todos los sanduceros queremos. Una mejor ciudad, orgullo de nuestros corazones, esa a la que se le ven las carencias cuando se vive en ella, a esa que se le ven sus virtudes cuando se está lejos. Bienvenida la remodelación de Dr. Roldán, finalmente en la etapa previa al comienzo de obra.
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