Paysandú, Sábado 13 de Septiembre de 2014
Opinion | 10 Sep El 9 de abril de 1860 se realizó la que es considerada la primera grabación de la voz humana. Fueron 10 segundos cantando la popular canción francesa del siglo XVIII “Au clair de la Lune”. Se utilizó un fonoautógrafo. Desde entonces, se han sucedido inventos que han permitido mejorar sustancialmente las técnicas de grabación, hasta ponerlas al alcance de cualquier persona.
Desde el fonógrafo de Edison, al gramófono a finales del siglo XIX, hasta inventos más cercanos, como el disco de vinilo en 1940, la bobina abierta para magnetófonos también durante los años 40. Lo que siguió permitió las grabaciones caseras, usando primero el cassette cerrado inventado por Philips, el micro casete, el disco compacto regrabable y los dispositivos actuales digitales en mp3.
Con la llegada de los dispositivos que permiten de modo doméstico la grabación, paulatinamente, apareció la piratería, adaptándose además a los diferentes formatos existentes, comenzado por los cassettes y llegando hoy a los discos compactos que se venden en ferias por tan poco dinero como 30 pesos cada uno.
Este fenómeno es mundial, con diferencias de acuerdo a latitudes y costumbres. Tan mundial que ha afectado a grandes artistas que han visto reducirse las ventas de sus nuevas producciones. Esto ha llevado al surgimiento de modelos digitales de venta como el famoso iTunes, pero ni aun eso ha podido detener la piratería.
Los artistas, por su lado, buscan soluciones, algunas creativas, otras radicales. Tal lo que ocurrió ayer cuando el famoso grupo irlandés U2, que presentó su último disco “Songs of innocence” (Canciones de inocencia) y lo dejó para bajarlo gratuitamente hasta el venidero 13 de octubre, cuando comenzará la venta tradicional del disco.
Cuando en Cupertino, California, Estados Unidos, Apple presentó en la víspera el iPhone6, Bono y el CEO de Apple Tim Cook, anunciaron que quien quiera tiene alrededor de un mes para bajar gratuitamente el disco.
¿Significa esto que U2 renuncia a hacer dinero con su último disco? No, en realidad se trata de otro intento de innovación en la promoción musical.
Este es un caso que será testigo. ¿Quedará el público satisfecho con simplemente bajar la grabación? ¿O se sentirá con la necesidad de tener el “original”? La tecnología ha facilitado que se pueda grabar prácticamente cualquier canción, álbum, videoclip o película. Pero, al mismo tiempo, la tecnología ha dado un zarpazo a la industria discográfica y de imagen. Cada cual, mueve las piezas. El consumidor, en definitiva, será quien determine el futuro.
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