Paysandú, Sábado 13 de Septiembre de 2014
Opinion | 12 Sep A través de un manifiesto, operadores portuarios de Rosario, provincia de Santa Fe, Argentina, cuestionaron duramente la decisión de su gobierno de poner un “cepo” (así lo califican) a los puertos uruguayos para derivar cargas que antes tenían ese destino, hacia los puertos argentinos, sobre todo al de Buenos Aires, con medidas que prohíben que se hagan transbordos en el puerto de Montevideo. Esta prohibición se enmarca en una ofensiva de visos “patrióticos” o ultranacionalistas para potenciar sus puertos, aunque ello suponga, por lo menos durante un período más o menos significativo, perjudicar a sus propios exportadores.
Como dábamos cuenta a través de nuestras páginas, el Consejo Directivo y el Consejo Consultivo del Enapro, (Ente Administrador Puerto de Rosario) entidad que nuclea a los operadores, dio a conocer un comunicado en el que manifiesta su “profunda preocupación por los impactos producidos sobre el puerto de Rosario debido a la aplicación de la disposición 1108/13 de la Subsecretaría de Puertos y Vías Navegables de la Nación”, que es la que impide que las cargas de exportación originadas en puertos argentinos sean transbordadas en puertos de Uruguay. Para los operadores, esta salida es conexión natural para la mercadería que parte de las terminales de Rosario y el río Paraná porque es mejor atendida que en Buenos Aires, además de ser más conveniente en materia administrativa y comercial. Señalaron que previamente a la entrada en vigencia de dicha resolución, en noviembre del año pasado, el puerto de Rosario contaba con conexiones regulares con el puerto de Navegantes (Brasil), el puerto de Buenos Aires vía barcazas y dos líneas regulares con el puerto de Montevideo, salida que por su regularidad y servicio era elegida por los cargadores locales.
“Tal como lo advertimos en su momento, si lo que se perseguía era evitar que la mayoría de las cargas de los puertos fluviales hagan transbordo en puertos de países limítrofes, esta disposición no ha sido la solución, ya que en el caso del puerto de Rosario los cargadores actualmente optan por sacar sus productos a través del puerto de Navegantes (operado por una naviera internacional), o bien, transportan por tierra sus productos hasta el puerto de Buenos Aires, lo que ocasiona mayor concentración de camiones en las rutas y no representa ningún impulso ni beneficio para la flota de bandera nacional”, consigna Enapro.
Un ejemplo de afectación negativa lo tenemos muy cercano los sanduceros, por cuanto de acuerdo a los trascendidos de muy buena fuente, el apoyo de la Subsecretaría de Vías Navegables argentina para dragar hasta el puerto de Concepción del Uruguay establece como restricción que no se levanten contenedores en ese puerto por buques que provengan de Paysandú pero sobre todo que tengan como destino final el transbordo en Montevideo, lo que incluso motivó un comentario reciente del intendente de Concepción del Uruguay, Carlos Schepens, quien lamentó que diferendos históricos entre los puertos de Montevideo y Buenos Aires afecten el potencial del transporte fluvial por el río Uruguay.
En este contexto, pese a que en esferas oficiales se ha relativizado la significación de los datos, las cifras conocidas indican que los movimientos totales del puerto de Montevideo cayeron 6,7% en el primer semestre del año en comparación con el mismo período del año pasado.
Ahora, la evaluación de estas variaciones señala que no se trató de un conjunto de razones que generaron estos descensos, sino que se ha dado tras la decisión de Argentina de prohibir desde el 7 de noviembre del año pasado que la mercadería de su país realizara transbordos en puertos uruguayos. Según un informe del Instituto Nacional de Logística (Inalog), en los primeros cuatro meses de 2014, los transbordos de Argentina cayeron 88% en comparación con ese mismo período del año pasado.
Lamentablemente, el común denominador para las decisiones que sistemáticamente ha adoptado el gobierno del vecino país, es causar un abierto perjuicio al Uruguay, ya sea en forma directa como indirecta. Es cierto, afectando la integración y la acción conjunta en temas que atañen a las dos partes, en lo global el más afectado es el Uruguay, que es dependiente y vulnerable, pero sin dudas que también hay perjuicios para la actividad económica de áreas de actividad argentinas que tienen que ver con esta problemática, aunque siempre es un país grande que tiene otras alternativas que no se dan en nuestro caso.
En la misma dirección, se conoció que el Ministerio de Interior y Transporte de Argentina, a través de una resolución anunció que se reemplazará el actual canal de navegación “Punta Indio”, en el Río de la Plata, y con este fin Buenos Aires llamó a una licitación para dragar un nuevo canal.
No se necesita hilar muy fino para inferir que la medida de Argentina se suma a la prohibición de transbordar mercaderías argentinas en el puerto de Montevideo, a la limitación en el tamaño de los trenes de barcazas que bajan por el río Paraná a Nueva Palmira, que duplica los costos a las empresas y a las demoras en el dragado del canal Martín García a 32 pies. Y ante el trascendido, nunca desmentido, de que Argentina ha resuelto revisar cartera por cartera la relación y acciones coordinadas con Uruguay, a efectos de adoptar represalias ante la decisión de autorizar el aumento del 8 por ciento de la producción de celulosa de UPM Botnia, coincidiremos en que estamos ante un gobierno que ha demostrado que poco y nada le importa la integración binacional, a tal punto de que adopta decisiones distorsionantes que cual boomerang perjudican a sus propios empresarios, como es el caso de los operadores de Rosario y a los propios exportadores argentinos.
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