Opinion | 12 Sep Hubo un tiempo --parece una eternidad, pero fue en los años 80-- en que la emoción era apretar los botones del Space Invaders o del Pac-Man. Hoy, nadie le prestaría atención a juegos como esos. Son arcades, son dignos de museos.
Pero, fueron los cimientos de una industria increíblemente productiva. Hoy mueve más de 90.000 millones de euros, que puede destinar más de 450 millones de dólares a la producción de un solo videojuego. Y que es capaz de recaudar 500 millones de dólares en un sólo día de ventas, como acaba de ocurrir con “Destiny”, disponible en PS4 y Xbox One, que ya ha recuperado toda la inversión.
En “Destiny” el jugador maneja una figura que, con diferentes armas, mata enemigos, en este caso extraterrestres. ¿Sólo eso? Los viejos arcades ya mataban marcianitos. Pues no, es mucho más, y se apoya fundamentalmente en el multijugador online.
Pero la industria de los videojuegos no solamente está en manos de las grandes empresas, sino que también hay lugar para los emprendedores “de garaje”. Y ahí cobra especial trascendencia lo que se puede hacer desde lugares como Uruguay, o específicamente Paysandú.
El caso de “Braid”, ideado por una sola persona y construido por media docena de diseñadores es un notable ejemplo de los llamados indie games (juegos de factura independiente alejados de los patrones de la industria) que demuestra cómo con inversiones ínfimas se pueden lograr notables sucesos.
Claro, ínfimo quiere decir 170.000 dólares, pero eso incluye llegar al consumidor. El desarrollo esencialmente necesita de ideas, sólida formación y las conexiones con compañías, algunas de las cuales están en Uruguay, como el caso de las muy exitosas Powerful Robot y Trojan Chiken. Otro estudio uruguayo, Ironhide Game Studio, logró un éxito internacional con “Kingdom rush frontiers”.
La historia de las empresas del sector en Uruguay es prácticamente la misma, un grupo de amigos gamers que se reúnen para hacer lo que más los atrae y generan una empresa que produce videojuegos.
A la vista de los enormes beneficios que genera un negocio donde la inventiva es la materia prima fundamental, en Paysandú ciertamente pueden generarse polos de desarrollo de videojuegos. Es que si bien una sólida formación es sumamente importante, no lo es menos que ha habido una gran explosión de herramientas para crear sin necesidad de saber programación.
Además, la posibilidad que los clientes descarguen online los juegos, permite reducir sustancialmente los costos. Los videojuegos podrán o no ser arte, pero sí son un enorme negocio. Del que muchos pueden participar.