Deportes | 15 Sep Por lejos no tuvo la intensidad de la primera pelea. Esta vez Maidana se aplicó a otra estrategia, quiso esperar para contragolpear, pero esa es la receta que mejor le viene al campeón, y fue Mayweather el que terminó quedándose, como era de esperar, con la revancha ante el argentino para seguir construyendo lo que seguramente será una nueva leyenda en el boxeo mundial.
El estadounidesne Floyd Mayweather retuvo los títulos Welter de la AMB y del CMB y el Superwelter del CMB, dejando en claro por qué es el mejor libra por libra de los últimos años a nivel universal, siendo superior a lo largo de prácticamente toda la pelea llevada a cabo en el MGM de Las Vegas. Y así lo reflejaron las tarjetas: un doble 116-111 y 115-112.
Es verdad que “Money” no lució, y que el “Chino” no mostró lo mismo que en aquel primer y emocionante combate disputado en mayo, que terminó por generar rápidamente una segunda versión. Pero no es menos cierto que no hizo otra cosa que confirmar que a los 37 años parece no tener un rival a la vista que pueda quitarle un invicto que ya se extendió a 47 combates.
Maidana cambió el repertorio. Esta vez no salió a apabullar al rival, a tirar y tirar más allá de que no embocara ni la mitad, pero al menos sorprendiera a Mayweather. Y el campeón comenzó a lucirse desde temprano con su jab, sus pocos pero efectivos golpes y su juego de piernas y cintura que es envidia de cualqueira.
Con su estilo, comenzó a manejar la pelea rápidamente más allá de que Maidana intentaba con esa nueva receta equiparar las cosas. Fue sobre el final mismo del tercer round cuando una mano del argentino fue sentida por el rival, pero automáticamente sonó la campana. Y en el asalto siguiente el “Chino” salió como en aquella primera pelea, avasallando a “Money”, a intentar no dejarlo pensar y no darle espacios, tirando y tirando.
Fue ese cuarto round lo mejor del argentino, que volvió a su plan de pelea y se fue desdibujando más allá de ir hacia adelante, pero para encontrarse con un tipo pensante, que hizo su juego: pegó cuando tuvo que hacerlo, dio el paso al costado cuando era necesario y no se puso colorado cuando debió afiliarse al clinch.
El octavo fue el asalto de la polémica, ya que tomados en el medio del ring, con Maidana con la cabeza abajo, el argentino mordió el pulgar de la mano izquierda de Mayweather, que protestó y el árbitro detuvo el combate para que se recuperara, aunque sin consecuencias para el argentino que sí, en el décimo round, sufrió el descuento de un punto por un codazo.
La suerte ya estaba echada. Maidana intentó quemar los últimos cartuchos.
Mayweather, que luego se quejaría de que desde el octavo round y a raíz del mordiscón de su rival no había podido usar más la mano izquierda (“Yo no soy un perro, él me metió los dedos en el ojo”, se defendió Maidana, cuya foja quedó en 35 triunfos con 31 KO, y cinco derrotas), dio el paso al costado, cintureó y pegó cuando fue necesario, pero sin esforzarse demasiado, sabiendo que con mucho menor esfuerzo que en aquella primera pelea, tenía abrochado el triunfo y millones de dólares.